[El amor de Dios] Constante e irrevocableMuestra

El amor de Dios es constante

Vivimos en un mundo donde todo cambia, donde un día una cosa es genial y al día siguiente es anticuada y ridícula. ¡Recuerdo hace unos años cuando la yema de huevo estaba casi prohibida de comer porque era muy mala para nuestra salud! Sin embargo, con los estudios realizados, ahora está bien comerla y descubrieron una gran cantidad de beneficios para la salud, que provienen de su ingesta. Hay tantas cosas así a lo largo de la historia. Todo cambia y sigue cambiando.

Sin embargo, hay una cosa que nunca cambiará. Eso es, el amor de Dios por nosotros. Su amor es firme. Es constante. Es inquebrantable. Es para siempre. Siempre es fiel. No cambiará sin importar qué, porque Dios permanece igual para siempre. Él es amor. Nos promete su amor constante, un sinnúmero de veces en la Biblia.

Puede ser difícil para nosotros comprender la realidad del amor constante de Dios, un amor que perdura para siempre. Porque nada a nuestro alrededor dura para siempre. No estamos acostumbrados a pensar en cosas que duren para siempre en nuestras vidas, familias y sociedad hoy en día. En la actualidad, no queremos cosas que duren para siempre, porque todo se mueve muy rápido, por lo que nos aburrimos fácilmente. No queremos comprar muebles que nos duren para siempre, porque sabemos que pronto nos aburriremos de ellos. Compramos nuestros teléfonos celulares, sabiendo que en dos o tres años los actualizaremos para tener modelos más nuevos con más memoria y más servicios. Compramos nuestros zapatos, no por su increíble calidad duradera, sino por su diseño, porque sabemos que no estarán a la moda durante mucho tiempo, por lo que podríamos usarlos durante un año y luego pasaremos a otros estilos que estén de moda. 

Si realmente lo pensamos, ¿qué tan sorprendente es saber que el amor de Dios es algo que nunca cambiará, sin importar qué? No cambiará si cambiamos. No cambiará si hacemos algo o no lo hacemos. No cambiará con el tiempo, se mantendrá firme para siempre.

Gracias Dios por tu amor. Gracias por amarme con un amor que durará para siempre y no cambiará, no importa lo que haga, porque tu amor no depende de mis acciones. Gracias por la seguridad que se encuentra en tu amor. Gracias por un amor del que siempre podré depender. Gracias por un amor que siempre es y siempre será.