[El amor de Dios] El hijo pródigoMuestra
El hermano mayor
Tal vez hemos sido el tipo de personas que siempre han seguido a Dios y nunca se han alejado de él, nunca se han aventurado en aquel lejano país. Quizás somos como el hermano mayor. Aquel que hizo todo lo que el padre quería, pero con un corazón duro. Una vida obediente con un corazón duro, en realidad es una vida totalmente vacía. Tal vez hemos seguido a Dios y hemos hecho lo correcto durante décadas porque nuestros padres lo hicieron y nuestros abuelos lo hicieron. Siempre hemos sido personas de iglesia. Tenemos todas las cosas correctas marcadas en nuestras listas, pero hay distancia en nuestra relación con Dios.
Nuestro corazón no es blando con Dios. Tenemos reglas, pero no tenemos una relación con el Padre. Hacemos todas estas cosas bien, pero no estamos pasando tiempo con Dios. No invertimos tiempo en oración, no ayunamos, no leemos la Biblia, no anhelamos una relación íntima con Dios. Somos buenas personas, pero tenemos un corazón duro. Nos preguntamos por qué nuestras vidas se sienten tan vacías.
Lo que olvidamos en esta historia, es que el hermano mayor también tomó su parte de la herencia. Era tan codicioso como el hijo pródigo. En la cultura judía, cada vez que tenían dos hijos, dos tercios de los activos iban al hijo mayor, y un tercio de los activos iban al hijo menor. El hijo mayor recibió más de lo que desperdició el hijo menor. Sin embargo, debido a la falta de relación con su padre, tenía amargura escondida en su corazón. Estaba molesto y su corazón endurecido.
Por dentro, su corazón era duro, a pesar de su obediencia externa. ¿Cómo acontece eso? Sucede cuando comenzamos a carecer de gratitud. En lugar de estar agradecido por todo lo que tenía, el hijo mayor estaba amargado porque no consiguió un ternero engordado y una fiesta. Cada vez que nos falta gratitud, comenzamos a querer tener derecho. No estamos agradecidos por lo que tenemos y nos sentimos con derecho a lo que no tenemos. Esperamos que las cosas se hagan por nosotros y se nos den, tal como lo pensó el hermano mayor.
El hermano mayor no sabía que todo lo que su padre tenía ya era suyo. No podía agradecer lo que tenía, no podía ser feliz con su padre, no podía amar a su hermano, porque su corazón estaba duro.
Pensamiento del día
Todos somos hijos de Dios. Jesús dio su vida por todos nosotros. Todo lo que él quiere a cambio es que lo amemos con todo nuestro corazón, con corazón suave y que nos amemos unos a otros con el mismo amor que él nos amó primero. ¡Que siempre estemos agradecidos y celebremos lo que él celebra con alegría!
Acerca de este Plan
Los brazos amorosos de nuestro Padre Dios siempre estarán abiertos para recibirnos nuevamente, incluso cuando sintamos que no merecemos su amor y perdón. Su plan siempre será lo mejor para nuestras vidas. Durante los próximos cinco días, vamos a profundizar en la comprensión del amor y el perdón de Dios por nosotros.
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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.houstonsfirst.org