[Serie 1 Juan] Nuestro amor y nuestra vidaMuestra

Amar y ser amado por el cielo

El objetivo del cristianismo no es que dejes de maldecir, que seas más amable con la gente de la calle o que dejes de hacer esto o aquello. El objetivo del cristianismo es una relación de amor con Jesús. Comienzas a expresar al Creador el amor que él tiene por ti. Cuando eso sucede, este hermoso círculo comienza a girar: el cielo me ama. Amo el cielo. Soy amado por el cielo. Amo el cielo.

Pablo dijo que, para él, vivir es Cristo, pero morir es ganancia. Es como si estuviera diciendo: «Me cuesta mucho quedarme aquí contigo o ir al cielo, porque es mucho mejor estar en el cielo». Comenzamos a anhelar nuestra relación con Jesús. Ya no son las cosas en la tierra lo que nos impulsa. Es escuchar, «Bien hecho, buen siervo fiel». ¡Imagínate escuchar eso en el cielo!

Esta es nuestra motivación principal: «Dios me ama. Debido a esa relación de amor, voy a guardar sus mandamientos. Son los mejores para mí, así que los voy a cumplir».

¿Por qué soy fiel a mi esposa? Soy fiel a mi esposa porque la amo y porque dije que lo sería. Pero el día en que solo soy fiel a mi esposa porque lo dije, no porque la quiera, es el día en que nuestro matrimonio tiene problemas de intimidad. Con Dios tenemos una relación de amor. Somos fieles a Dios porque lo amamos. Es la cosa número uno. No solo porque nos dijo que fuéramos fieles, sino porque lo amamos.

Piense en esto como los dos lados de un círculo. Por un lado, tenemos nuestro amor. Luego, por el otro lado, tenemos nuestra vida. ¿Cuál es nuestro amor por Jesús? ¿Cómo amamos a Jesús? ¿Cuál es nuestro corazón? Al mismo tiempo, ¿cómo es nuestra vida? ¿Como estamos viviendo? En otras palabras, nuestras intenciones conducen a acciones reales. No debería haber una desconexión entre estos. Si guardas los mandamientos de Dios, entonces tu vida estará completa.

Mi amor y mi vida están conectados. Este es el cristianismo. Quiero quedar atrapado en un círculo de amor al cielo y ser amado por el cielo. Amo a Jesús y lo vivo. Y a medida que lo vivo, mi amor por Jesús crece.