[Admirable] Exploremos los misterios de encontrar a DiosMuestra

Reverencia

Juan, el primo de Jesús, tenía más de ochenta años cuando escribió en el pergamino lo que vio en su visión.

«Vi a veinticuatro líderes de la tierra bajar de sus tronos e inclinar sus cabezas al suelo ante el que estaba en el trono. De repente, se quitaron las coronas y las arrojaron violentamente ante el trono, estallando en una canción, cantaban: "Eres digno, oh Dios, de recibir toda la gloria, honor y poder". De nuevo, me sentí abrumado. Mi cuerpo se debilitó, y lloré por el peso y me pregunté qué había presenciado».

Las expresiones de los adoradores en el cielo son extremas. Hay una acción constante de reverencia, o respeto profundo, hacia Aquel que se sienta en el trono. Los veinticuatro ancianos no solo caen al suelo con humilde reverencia, sino que también arrojan sus coronas al pie del trono.

Cuando vienes a adorar, pones todos tus trofeos, logros, victorias y éxitos a los pies de Jesús. No vienes por mérito propio. Vienes reconociendo a Yahvé como el Rey supremo. Todos los reyes menores de su dominio se inclinan en reverencia a él y ponen los símbolos de su reinado y poder a sus pies.

Saben que toda su autoridad y bendiciones provienen de él. Ninguno de nosotros tiene suficiente mérito o virtud para venir y ministrar ante él. Simplemente lo ponemos todo en sumisión total al Gobernante del cielo y la tierra. Este acto de reverencia continúa sin cesar en el reino celestial.

Tener esta actitud de honor y reverencia hace que nuestra adoración se llene de asombro. Poner al Santo y a su único Hijo en el centro de nuestras vidas y nuestra adoración, causa asombro y estupor.

Ven, admiración es esa cualidad que nos sorprende y hace que nos preguntemos sobre ella. Es lo que hace que te quedes sin aliento. Es el sentido de su santa presencia. Es la evidencia de la esencia. Cuando Dios viene, nos maravillamos.

¿Qué victorias, grados y pedigrí necesitas para ponerte al lado del trono? ¿Cómo podemos mostrar humilde reverencia al Señor de manera práctica? Responde apropiadamente.

Ora conmigo: Padre celestial, quiero entregar mi vida y mis logros a tus pies en adoración. Continúa revelándome la magnitud de tu majestad y maravilla. En el nombre de Jesús, amén.