Los que permanecen en mí, producirán mucho fruto Muestra
El labrador
Muchas veces decimos con nuestra boca que queremos servir al Señor, pero si miramos más de cerca y honestamente la manera en que administramos nuestro tiempo, podremos ver que nuestro hablar no concuerda con nuestro accionar. Es fundamental que haya un mentor, un supervisor sobre nuestras vidas. Alguien que pueda hablarme honesta y claramente sobre mi caminar con Cristo.
Muchas veces tenemos problemas en cuanto a nuestro nivel de compromiso porque carecemos de este nivel de honradez y honestidad. La fidelidad se demuestra cuando somos capaces de permanecer fieles, aunque ocurran cosas que nos duelan, que no comprendemos del todo y que demandan compromiso real y tangible. ¡Muchos discípulos abandonaron a Jesús mismo mientras otros reconocieron que no le querían dejar porque solo él tenía palabras de vida eterna!
El hijo pródigo tuvo que pasar por una gran amargura, pero finalmente volvió a la casa de su padre. Esto demuestra que no siempre nuestro cuerpo físico acompaña a nuestra mente. El espíritu del liderazgo se manifiesta en la relación entre la obra que edificamos y la persona con quien desarrollamos una relación de intimidad, Cristo y el supervisor o mentor que Dios haya puesto sobre nosotros como proveedor espiritual.
Aceptamos la disciplina de alguien cuando conocemos a la persona, sabemos que nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Cuando mi pastor o mi líder me corrige y disciplina, es porque me conoce, sabe que no estoy dando lo mejor de mí y que necesito corrección. Eso es posible gracias a la intimidad en la relación.
Dios Padre es el labrador que se ocupa de verificar el estado de las ramas, cuando ve que una rama produce fruto, la poda para que pueda producir aún más fruto. Solo así, mi fe será perfeccionada, para cosechar una vida recta delante de Dios.
Por ello, somos llamados a renovar las fuerzas de nuestras manos cansadas y a fortalecer nuestras rodillas debilitadas, para poder caminar rectamente y fortalecer a los débiles. He aquí la respuesta a la disciplina del Señor, fortalecer nuestras rodillas (con oración e intimidad con Dios) y renovar fuerzas en nuestras manos (la obra, el servicio) para fortalecernos unos a otros en la carrera de la fe y dar gloria a nuestro Padre que está en el cielo (Hebreos 12:12–13).
Piensa
¿Cómo reacciono frente a la disciplina? ¿Cuál es mi actitud frente a los llamados de atención de aquellos que Dios ha puesto en autoridad sobre mi vida?
¿Puedo ver cómo cuando Dios me disciplina, lo hace por amor?
Oración
Padre Celestial, gracias por la disciplina que viene del cielo, gracias por amarme tanto y tener tanta fe en mí que decides corregirme. Sabes que mi vida puede producir el fruto de una vida llena de gozo desbordante tanto en mi relación contigo, como en la obra de servicio y expansión del reino de Dios. Gracias por el enorme privilegio que tengo de ser parte de la vid verdadera. ¡Quiero permanecer en ti Jesús, quiero producir fruto duradero que glorifique tu nombre! Amén.
Acerca de este Plan
Somos llamados a vivir en Cristo y a permanecer en él. Solo así, nuestra vida podrá producir fruto duradero y glorificaremos a nuestro Padre celestial. Únete a nosotros en la búsqueda del gozo desbordante que nace de una relación íntima con Dios al permanecer en su amor, y que tiene como consecuencia una vida fructífera y abundante en Cristo.
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Nos gustaría agradecer a American Bible Society / El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.americanbible.org/