[Serie Motivados a la vida] Tu enemigo está donde tú lo percibesMuestra

La carrera de la fe

En el libro de Hebreos, nuestra vida como hijos de Dios, es comparada con una carrera. Una carrera que debemos correr con perseverancia. Cosa para nada fácil. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Nuestra batalla no se pelea con armas naturales ni carnales, nuestra carrera y nuestra batalla es espiritual (2 Corintios 10:3–6) y el campo de batalla es en nuestra mente. 

¿Cómo podemos mantenernos perseverantes en ella y no desmayar ni abandonar? Fijando la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe. Jesús es el autor, el generador, el campeón que corrió la carrera y ganó. Es nuestro ejemplo a seguir. Dios nos llama a transformarnos según la gloriosa imagen de Cristo. A ser cada vez más parecidos a él y a reflejar en nuestras vidas su gloriosa imagen (2 Corintios 3:18).

¿Qué fue lo que motivó a Jesús a correr y perseverar en su carrera? La Biblia nos dice: «el gozo que le esperaba» (Hebreos 12:2). Jesús estaba saboreando la victoria mientras sufría en la cruz. No le importó ser avergonzado públicamente, no fijó su mirada en la burla por parte de los soldados, en el abandono de parte de sus discípulos, no estaba pensando en él, no pensaba en sí mismo. 

Jesús puso su mirada en las «cosas de arriba», se enfocó y concentró en el resultado de correr la carrera de la fe hasta el final, hasta cumplir con el propósito por el cual había venido a la tierra: salvarnos del pecado y de la muerte; y reconciliar en sí mismo todas las cosas (Colosenses 1:1–20), reconciliarnos con el Padre. Su enfoque, le permitió estar sentado en el lugar de honor, junto al trono de Dios. 

Nuestro enfoque en las cosas de arriba, nuestra mirada fija en Jesús es lo que nos permitirá correr nuestra carrera con perseverancia. Su vida, muerte y resurrección son el ejemplo, la imagen misma de Dios en la cual necesitamos reflejarnos como en un espejo. El Señor a través del Espíritu Santo, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.

Meditación del día

¿En qué o en quién enfoco mis pensamientos y concentro mi atención a la hora de «correr la carrera de la fe» y enfrentar dificultades? 

Cuando se presentan dificultades, ¿me enfoco en el problema o en «el gozo que me espera»?

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