La fe es una base segura

“¿Dónde está vuestra fe?”.

—Lucas 8:25

La Palabra de Dios no solo es maravillosa, sino también poderosa. Cualquier condición natural puede ser cambiada por la Palabra de Dios, que es un poder sobrenatural. En la Palabra de Dios está el aliento, la naturaleza y el poder del Dios viviente, y Su poder obra en cada persona que se atreve a creer Su Palabra. Hay vida a través del poder de ella, y cuando recibimos la Palabra de fe, recibimos la naturaleza de Dios mismo.

Es cuando nos aferramos a las promesas de Dios con fe simple que nos convertimos en participantes de la naturaleza divina. A medida que recibimos la Palabra de Dios, nos ponemos en contacto con una fuerza viva, un poder que transforma la naturaleza en gracia, un poder que hace vivir a los muertos y un poder que es de Dios, que se manifestará en nuestra carne. Este poder ha surgido con su gloria para transformarnos por actos divinos en hijos de Dios, para hacernos como el Hijo de Dios, por el Espíritu de Dios que nos mueve de gracia en gracia y de gloria en gloria mientras nuestra fe descansa en esta Palabra viva.

Es importante que tengamos una verdad fundamental, algo más grande que nosotros, sobre la cual descansar. En Hebreos 12:2 leemos: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. Jesús es nuestra vida y Él es el poder de nuestra vida. Vemos en el quinto capítulo de Hechos que tan pronto como Pedro salió de la cárcel, vino la Palabra de Dios: “Id… anunciad… todas las palabras de esta vida” (Hechos 5:20).

Solo hay un libro que tiene vida. En esta Palabra encontramos al que vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia (ver Juan 10:10), y por fe esta vida nos es impartida. Cuando llegamos a esta vida por fe divina, y debemos darnos cuenta de que es por gracia que somos salvos por fe, y que no es de nosotros mismos sino que “es don de Dios” (Efesios 2:8), nos convertimos en participantes de esta vida. Esta Palabra es más grande que cualquier otra cosa. No hay oscuridad en absoluto. Cualquiera que mora en esta Palabra, en cualquier circunstancia, puede decir que está dispuesto a salir a la luz para que sus obras puedan ser vistas (ver Juan 3:21). Pero fuera de la Palabra hay oscuridad, y las manifestaciones de la oscuridad nunca desearán salir a la luz porque sus obras son malas. Pero en el momento en que somos salvos por el poder de la Palabra de Dios, amamos la luz y la verdad. El poder divino inexpresable, la fuerza, la pasión y el fuego que recibimos son de Dios. Bebe, mi amado, bebe profundamente de esta Fuente de vida.

“La fe la certeza de lo que se espera” (Hebreos 11:1). Alguien me dijo un día: “No creo en nada que no pueda manejar y ver”. Todo lo que puedes manejar y ver es temporal y perecerá con el uso. Pero las cosas que no se ven son eternas y no se desvanecerán. ¿Estás tratando con cosas tangibles o con cosas que son eternas, que son hechos, que se hacen reales para la fe? Gracias a Dios que a través del conocimiento de la verdad del Hijo de Dios, tengo dentro de mí un mayor poder, una obra más poderosa, un impacto interno de la vida, del poder, de la visión y de la verdad más real de lo que cualquiera puede saber que vive en el reino de lo tangible.

Pensamiento para hoy: Dios se manifiesta a la persona que se atreve a creer.