Una visión se convierte en realidad

“Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”.

—Mateo 8:17

Quiero contarte una historia notable. Un día estaba parado en la parte inferior de Shanklin Road, Belfast, Irlanda, con un pedazo de papel en la mano, mirando las direcciones de donde tenía que ir, cuando un hombre se acercó y me dijo: “¿Estás de visita? ¿Los enfermos?”. “ Sí”, dije. “Ve allí”, dijo, y señaló una casa cercana.

Llamé a la puerta. No hubo respuesta. Llamé de nuevo, y luego una voz de adentro me dijo: “¡Entra!”. Así que abrí la puerta y entré. Luego, un joven me indicó que subiera las escaleras.

Cuando subí al rellano, había una puerta abierta de par en par. Así que entré por la puerta y encontré a una mujer sentada en la cama. Tan pronto como la miré, supe que no podía hablar conmigo, así que comencé a orar. Se balanceaba de un lado a otro, sin aliento. Sabía que ella estaba lejos de contestarme.

Cuando oré, el Espíritu Santo dijo claramente: “Lee Isaías 53”. Entonces abrí el Libro y comencé a leer en voz alta:

¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. (Isaías 53:1–2)

Cuando llegué al quinto verso, “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”, gritó la mujer: “¡Estoy sanada!”

“¡Oh!”, dije. “Dime lo que pasó.”

“Hace dos semanas estaba limpiando la casa”, dijo. “Al mover algunos muebles, forcé mi corazón. Los médicos me examinaron y dijeron que moriría de asfixia. Pero anoche, en medio de la noche, te vi entrar en la habitación. Cuando me viste, sabías que no podía hablar, así que comenzaste a orar. Luego abriste tu Biblia en Isaías 53 y leíste hasta que llegaste al quinto verso, y cuando leíste el quinto verso, me sané por completo. Esa fue una visión; ahora es un hecho.”

Entonces sé que la Palabra de Dios sigue siendo verdadera. Ahora, esa es una palabra del Señor. Nunca obtendrás nada más distinto que eso del Señor. Las personas pierden el mejor plan de sanidad por pasar de una cosa a otra. Ponte en tierra. Dios quiere que tomes la Palabra, reclames la Palabra y creas en la Palabra. Esa es la forma perfecta de sanación. No te vuelvas a la derecha ni a la izquierda (ver Deuteronomio 5:32), sino cree en Dios.

Dios quiere barrer toda incredulidad de tu corazón. Él quiere que te atrevas a creer Su Palabra. Es la Palabra del Espíritu. Si permites que algo se interponga entre tú y la Palabra, envenenarás todo tu sistema y no tendrás esperanza. Es como si el diablo te pusiera una lanza. La Palabra de Vida es el aliento del cielo, el poder vivificante por el cual tu ser mismo cambia. Por él, comienzas a reflejar la imagen del Celestial.

Pensamiento para hoy: Un poco de incredulidad contra la Palabra es veneno.