Cambiado por su amor

“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.

—Salmo 51:17

Un poder restrictivo en Cristo hace que sepas que su amor es diferente de cualquier otra cosa en el mundo. En las Escrituras se llama un “amor fraternal no fingido” (1 Pedro 1:22). Esto tiene un significado tremendamente profundo. ¿Qué es exactamente? Amados, Jesús te dirá lo que es. Es una denuncia de ti mismo, ya que el poder de Cristo se apodera de ti. Él te amaba cuando aún eras pecador (ver Romanos 5:), y Él busca tu amor a cambio. El suyo es un amor no fingido, un amor que puede soportar el ridículo, la persecución y la calumnia, porque es un amor provocado en ti por el poder del Espíritu Santo, que lo cambia de un estado de gloria a otro. Cristo es Rey de reyes y Señor de señores, y “su reino no tendrá fin” (Lucas 1:33). “Verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada” (Isaías 53:10).

¡Oh, amados, qué Cristo tenemos! Quiero que vean que no hay nada como Él. Si lo ven hoy, ustedes los necesitados, y lo miran, serán cambiados. Cuando lo miren, encontrarán que incluso sus cuerpos naturales cambiarán. Su fuerza entrará en ustedes y serán transformados. Él es el Dios del pecador; Él es el Dios de los desamparados; Él está lleno de misericordia. Me gusta la idea de que se llame a sí mismo el Dios de Jacob (ver Éxodo 3:6). Cuando dice que es el Dios de Jacob, hay lugar para todos. Te digo, Él es tu Dios, y se está preparando para conocerte exactamente como conoció a Jacob.

Jacob había engañado a alguien en todo lo que había hecho. Había engañado a Esaú para obtener su derecho de nacimiento (ver Génesis 25:29–34) y a Labán para obtener su ganado (ver Génesis 30:25–43). El diablo manipuló a Jacob, pero, alabado sea Dios, había una cosa que Jacob sabía: que Dios había cumplido su promesa. En Betel, Dios permitió que Jacob viera la escalera, una escalera maravillosa, ya que llegaba desde la tierra al cielo, y Jacob vio ángeles que subían y bajaban por ella (ver Génesis 28:12). Betel es el lugar de oración. Es un lugar de condiciones cambiantes, de tierra entrando al cielo. Dios trajo a Jacob de vuelta al mismo lugar, independientemente de cómo había vagado. Jacob tuvo que dejar ir todo y se quedó solo. El mismo viejo Jacob permaneció, y mientras Dios le permitiera luchar con Él, él lucharía.

Este es un ejemplo de aferrarse a este mundo: nunca lo soltamos hasta que tenemos que hacerlo. Dios tocó a Jacob, y tan pronto como lo tocó, descubrió que no estaba bien. Entonces el hombre dijo: “Déjame” (Génesis 32:26). Pero Jacob respondió: “No te dejaré, si no me bendices” (versículo 26). Amigo, Dios te bendecirá si llegas a ese punto, pero no eres bueno mientras forcejees. Es maravilloso cómo Dios nos encuentra en nuestras angustias. Cuando el grito viene de corazones rotos, entonces Dios viene.

Pensamiento para hoy: Cuando vienes indefenso y con un verdadero grito de quebrantamiento, entonces Dios te encontrará.