Momentos de Aprendizaje para Mamás: Devociones para Descubrir a Dios en lo CotidianoMuestra

En el otoño, mi niña pasó por una fase de ardilla. Estaba embarazada en ese momento e intentaba caminar lo más posible. Todos los días ella y yo íbamos a caminar, pero solo nos acercábamos hasta el gran roble cuatro casas abajo. El roble estaba justo al lado de la acera y dejó caer todas sus bellotas en el concreto donde podía verlas. Una vez que llegamos a ese lugar, ella empezaría a recoger las suaves y redondas bellotas que la fascinaban. A veces ella traía una taza o un cubo de la casa. Otras veces ella llenaba sus manos, luego mis manos, y luego mis bolsillos. Una vez que se había reunido durante la mayor parte de media hora y todo lo que podía contener bellotas se desbordaba, ella y yo volvíamos a casa con sus tesoros.

En el camino a casa, trataría de soltar discretamente tantas bellotas como le fuera posible. Una vez en casa, los escondería por toda la casa como una ardilla. Mientras limpiaba más tarde, encontraría pequeños grupos aquí y allá. Algunos estarían en su tetera de juego o en su cajón de calcetines. De vez en cuando encontraba una gran colección, tal vez en el fondo de la cesta de la lavandería. Deseché la mayor cantidad de sus reservas que pude encontrar, pero las bellotas estaban llenas de pequeños insectos que se los comen con el tiempo. Cuando descubrí algunas de sus colecciones, ¡solo quedaban pequeñas piezas!

LEER

»No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Mateo 6:19-21 (NVI) 

APLICAR

Las cosas en que gastamos tanto tiempo y energía reuniendo en esta vida son ridículamente temporales. Tratamos de recopilar cosas de valor, cosas que durarán, pero todas estas cosas están desapareciendo ante nuestros ojos. Cualquier cosa tangible en esta vida para la que trabajamos se marchitará, desaparecerá o quedará atrás. Solo dos cosas son eternas y permanecerán al final: Dios y la gente. Necesitamos estar seguros de que nuestro tiempo, energía, atención y recursos van a lo eterno en lugar de lo temporal. Hay muchas distracciones a nuestro alrededor, tratando de sacar nuestros corazones tras el tesoro que cubre esta vida. ¡Pero debemos luchar para mantener nuestros corazones y nuestros ojos en Cristo!

ORAR

Padre, lamento las cosas temporales que en esta vida persigo. ¡Dame un corazón que anhela lo eterno, y dame la fuerza para dejar de lado todo lo que es temporal en pos de Ti!

REFLEJAR

¿A qué tesoro está atado tu corazón innecesariamente?