Si Dios es soberano, ¿por qué orar?Muestra

Orar es una relación

La soberanía de Dios no niega nuestra responsabilidad de orar. Además, si hay un Dios soberano que controla todas las cosas y este Dios soberano nos ha dado la responsabilidad de pedirle algo, podríamos querer saber más sobre el carácter y la voluntad de este Dios. La oración es una invitación para que podamos construir una relación con nuestro Padre Celestial. Cuando lo hacemos, nuestras oraciones están en sintonía con su carácter.

Es similar a una relación que los hijos tienen con sus padres. Si un niño tiene permiso para pedir algo a sus padres, este niño aprenderá la naturaleza de los padres. El niño sabrá qué pedir, habiendo aprendido qué cosas se alinean con los valores, estándares y virtudes de los padres. El niño también estudiará las personalidades de los padres para entender cómo preguntar. Necesitamos conocerlo mejor para saber cómo debemos pedirle a Dios lo que queramos de acuerdo con su carácter, su voluntad y sus estándares.

En otras palabras, la oración se convierte en una oportunidad poderosa para que podamos no solo ejercer nuestra responsabilidad, sino también aprender el carácter de Dios en el proceso. Puedo decir: «Wow, mi todopoderoso y suficiente Dios promete darme todo lo que necesito. Pero necesito saber que lo que pido se alinea con quién es Él. Déjeme pensar cuidadosamente sobre lo que estoy pidiendo y por qué». Aquí es donde la Palabra de Dios nos ayuda.

La Biblia es un gran lugar para que aprendamos el carácter de Dios. También es un libro lleno de oraciones que podemos usar como plantillas. Podemos leer la Biblia para aprender a orar. Primero, el mismo Cristo nos dio un modelo de oración cuando estaba con sus discípulos. Se llama la oración del Señor. Aparece en los evangelios de Mateo y Lucas. Además, muchos de los salmos son oraciones que podemos usar como ejemplos de cómo alabar al Señor y cómo presentar su petición. Cuando estudiamos la Palabra de Dios y la usamos en nuestras oraciones, aprendemos su carácter. De esta manera, construimos una relación con nuestro Padre Celestial y nos acercamos más a él como sus hijos.