[Serie Volviendo a Dios] Crecer con DiosMuestra

Evita juzgar a los demás

Cuando sientas la necesidad de juzgar la vida de otra persona, primero, echa un vistazo a tus propios pensamientos y acciones. En este tiempo, Dios espera que sus hijos aprendan a amar más que a juzgar. Él no nos ha entregado la misión de investigar si alguien ha pecado, señalarlo y divulgarlo en la congregación ni en redes sociales. Esta actitud solo muestra vanagloria y orgullo, pues el que señala a otro hermano se considera mejor que él. 

La realidad es que todos pecamos, la misericordia de Dios y su gracia nos alcanzó para reconciliarnos con él. Dios no nos alejó cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, al contrario, nos amó. Así debemos actuar sus hijos, amar a los que están todavía luchando por dejar las adicciones y compulsiones. Orar por sus vidas, para que se les ilumine el amor de Cristo y cada día puedan dejar atrás aquellas cosas que no van con la naturaleza de hijos de Dios que ahora tienen.

Perdona como has sido perdonado

Perdonar a los demás es una parte importante de tu servicio a Dios. Recuerda el mensaje de la parábola de Jesús sobre el siervo que no perdonó y prepárate en todo momento para perdonar a los demás, por lo mucho que te ha sido perdonado.

No tenemos excusa para no perdonar a alguna persona. La falta de perdón puede crear raíces de amargura que funcionan como lastre en tu crecimiento espiritual e impiden que sigas avanzando en tu vida cristiana. El perdón, en cambio, tiene tal poder liberador que no solo te hace crecer espiritualmente, sino que también desarrollas misericordia y amor hacia los demás. 

Reflexiona

Cada día como hijo de Dios creces con el Padre. Él ha dejado instrucciones en su Palabra, ha dejado fundamento para que puedas crecer con seguridad por medio del estudio de la Palabra, la oración y la obediencia. A medida que entiendes el significado de ser hijo de Dios, desarrollas la identidad adecuada y comienzas a manifestar el fruto del Espíritu Santo en tu vida. Esta manifestación hace que las demás personas vean a Cristo en ti y así cumples el propósito eterno por el cual sigues aquí en la tierra. 

Oremos

Padre amado, te alabo por la vida de cada persona que ha leído este plan devocional. Oro para que cada uno crezca en ti cada día y pueda manifestar tu amor en su vida, que sus palabras edifiquen y su oración sea cada vez más alineada a ti. Gracias por tu misericordia para cada uno de tus hijos y por tu Hijo Jesucristo, porque nos completó con su obra salvadora en la cruz. Amén.