[Serie Volviendo a Dios] Crecer con DiosMuestra

Cuídate de no lastimar a los demás

Trata a los demás con un interés compasivo. Las palabras tienen un gran poder, sea para edificar o destruir. Cada hijo de Dios debe trabajar para usar de manera adecuada las palabras. Dios espera que sus hijos aprendan a hablar bien, así como los padres enseñan a los hijos a no decir groserías, a saludar cuando llegan y a hablar con propiedad. De la misma manera Dios enseña a sus hijos a edificar con cada palabra que pronuncian. 

La manera de asegurarte de edificar al hablar es cuando no lastimas a los demás. Cuando hablas con compasión y misericordia, dejas pasar la ofensa y buscas la paz con todos, entonces puedes estar seguro que edificas a tu familia, compañeros de estudio o trabajo, vecinos, hermanos de la fe. Los enojos, gritos y celos son lo contrario de lo que Dios espera de sus hijos. 

• Enojos. Cuando te dejas llevar por las emociones enojándote por cualquier cosa, no has aprendido todavía a gobernar las situaciones. No te enojes, no permitas que ese sentimiento te someta. Al contrario, aprende a arreglar los disgustos, los malos entendidos y las opiniones diferentes. Ceder ante una posición, puede traer la paz; responder con una palabra amable puede apaciguar a alguien enojado. 
• Gritos. Esta actitud al comunicarse solamente manifiesta que se perdió la autoridad y que hay desesperación. En lugar de gritar, habla. Aun en las cosas más cotidianas, para apurar a los hijos que no se atrasen al colegio, avisarles que la comida está servida o pedir que arreglen la habitación y hagan las tareas. Todo es mejor hablando en lugar de gritar. 
• Celos. Pueden venir por varias razones, con la pareja generalmente es manifestación de inseguridad. Es mejor que tengamos confianza en el cónyuge y descansemos en Dios todas nuestras dudas. Los celos no vienen de Dios, en realidad solo manifiesta la naturaleza humana. 
• Ninguna de estas actitudes edifica. El Señor deja claro en su Palabra que sus hijos no practican estas cosas, sino que aprenden a edificar, ser pacificadores y considerar a los demás como a sí mismos. 

Reflexiona

Dios nos regaló el lenguaje para aprender a comunicarnos y edificar mientras lo hacemos. Dios creó todo lo que existe con la Palabra. Tú también puedes decidir construir con tus palabras en tu hogar, en tu trabajo o con tus amigos. Decide usar palabras que edifiquen, todo el tiempo.