[Serie Volviendo a Dios] Crecer con DiosMuestra

Ama a Dios, sobre todo

A medida que continúes creciendo espiritualmente, te encontrarás menos determinado a seguir tu propio camino y menos resentido con los demás. Procura una vida en la que tus acciones coincidan con tus creencias. Es necesario que en este punto de tu vida identifiques cuáles son las cosas que te distraen de tu vida espiritual. ¿Qué ofrece este mundo? El apóstol Juan en la primera carta, explica que lo que este mundo ofrece se puede agrupar en tres áreas:

1. Los malos deseos de la naturaleza humana. Este mundo se ha especializado en vendernos la idea de la satisfacción personal por medio del sexo, las drogas, el alcohol, la glotonería, la sensualidad. Se ha trabajado tanto en el tema, que hay profesiones disfrazadas con nombres que parecen ser inocentes como la publicidad, que se especializa en estudiar cómo puede llegar a despertar en las personas el deseo de comprar algo que no necesitan; entonces usan recursos tan bajos como el cuerpo de una mujer para promocionar licor, llantas u otros objetos. La publicidad puede transformarse en algo bueno cuando habla con la verdad del producto en la propaganda y no acude a lo sensual para lograr la venta. 
2. El deseo de poseer lo que agrada a los ojos. «Te mereces esta casa». «Te mereces estas vacaciones». «Este carro te hará feliz». Bajo estos eslóganes se despierta el deseo de poseer bienes materiales suntuosos y desviar la inversión de los recursos materiales en cosas que sean de edificación en el reino. Por ejemplo, si tienes un televisor de 45 pulgadas, no necesitas cambiarlo por otro de 60 pulgadas porque tu mejor amigo lo compró. En su lugar, puedes decidir usar ese dinero en la extensión del reino.
3. El orgullo de las riquezas. El pensamiento que si tienes mucho dinero eres importante engaña frecuentemente a las personas, al punto que su prioridad es «hacer dinero» y se olvidan de su cónyuge, sus hijos y su Dios. Muchos hijos de Dios se han deslumbrado con ingresos económicos significativos por un negocio o un ascenso y han dejado su tiempo de estudio de la Palabra, su tiempo de congregarse, su tiempo de discipulado… «porque ya no tienen tiempo». 

Reflexiona

En lugar de dejarte engañar por las cosas de este mundo, aprende a deleitarte en Dios, en su Palabra y en el tiempo de intimidad con él. Canta, ora, estudia su Palabra, escúchalo y obedécelo. Eso es mucho más fructífero que cualquier otra cosa. Aprende a direccionar tu generosidad de todo lo que Dios te ha dado. Sé un buen administrador.