En La Brecha — Ser Un Hombre CristianoMuestra

Día 3 — La armadura de Dios

Leer: Efesios 6:10–20

Cada hombre es un guerrero, y tiene una batalla para luchar, una misión que transciende su vida, una causa mayor que la autopreservación. Pero la guerra cristiana no es un asunto de violencia primitiva o batallas tribales. Los primeros cristianos eran fieles al mandato de Jesús de amar a sus enemigos y responder a la maldad sin violencia. Sin embargo, Pablo sabía que estamos en una batalla con enemigos que «tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea», y con «malignas fuerzas espirituales del cielo» (versículo 12 DHH). Como hombres de Dios debemos resistir las tentaciones del diablo y resistir en el día malo, y mantenernos firmes (versículo 13). Esto requiere que nos pongamos la armadura espiritual: revestidos de la verdad, protegidos por la rectitud, listos para salir a anunciar el mensaje de la paz, que nuestra fe sea el escudo que nos libre de las flechas encendidas del maligno, que la salvación sea el casco que nos proteja la cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que nos da el Espíritu Santo (versículos 14–17).

Dios nos creó para ser sus aliados íntimos en esta gran batalla. Como buenos guerreros para Dios, debemos mantenernos vigilantes en la oración y perseverantes en el combate espiritual. Debemos adentrarnos en la brecha que es vulnerable al ataque, por el bien de nuestra familia y la cultura cristiana. Como Pablo, debemos vivir como testigos del evangelio de Jesucristo, fiel a la misión de proclamar el mensaje de la verdad, la bondad, la libertad y la salvación en cualquier campo de batalla donde Dios nos pone.

Aunque esta batalla es espiritual, es muy real. Entonces, ni siquiera pienses en entrar a la batalla por tu cuenta. Necesitamos compañeros de batalla, soldados con quienes podamos luchar, hombres que cuiden nuestra espalda. Necesitamos un grupo de hermanos dispuestos a sacrificarse en el servicio del Señor. Nunca hay un conjunto de hombres más dedicados que aquellos que han luchado uno junto al otro. La batalla se pondrá feroz, pero por eso hemos recibido un corazón feroz para luchar para Dios y el uno por el otro.

Reflexionar: ¿Qué armadura específica necesito para la batalla en que lucho hoy? 

Orar: Señor y Rey, tú me has hecho caballero con tu armadura y espada para el combate espiritual. Hazme valiente y noble, leal y fiel, mientras lucho contra la maldad en el mundo por la causa de tu reino.