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1. Los Evangelios: Biografía

El Nuevo Testamento comienza con un llanto de un recién nacido. En Belén de Judea, había nacido el hijo de José de Nazaret y su joven esposa, María. Este no era un nacimiento ordinario. Fue concebido por una virgen, profetizado en el Antiguo Testamento, anunciado por ángeles y fue posible gracias a un milagro.  

Nacimiento de Jesús. Un ángel se apareció a María, una devota judía, para decirle tres cosas asombrosas: (1) Ella sería la madre del “Hijo del Altísimo” a quien se le daría “el trono de Su padre David.” (2) Él sería milagrosamente concebido por el Espíritu Santo. (3) Su anciana prima, Elizabeth, estaba embarazada.

José, futuro esposo de María, se preocupó al enterarse que estaba embarazada. Pero un ángel le dijo que el bebé era del Espíritu Santo, que él debía casarse con ella y que ese niño “salvaría a Su pueblo de sus pecados”.

Cuando llegó el tiempo de dar a luz, María y José estaban en Belén, “la ciudad de David,” muy lejos de su casa ya que Roma había ordenado que todo Palestina se censara en la ciudad de su linaje. Se cumplía la profecía de Miqueas.

Los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesús desde una colina en Judea. Unos astrólogos del Este siguiendo una estrella vinieron a adorarlo. Un ángel le advirtió a José en un sueño que debía ir a Egipto para salvar al niño de la masacre del celoso y cruel Herodes.

Iniciación de Jesús. Elizabeth dio a luz a Juan el Bautista. Él comenzó a predicar, llamando a los judíos al arrepentimiento preparando el reino de Dios. Aquellos que purificaban sus corazones testificaban con sus actos al ser bautizados.

Un día, mientras Juan bautizaba en el Río Jordán, Jesús insistió ser bautizado. Mientras Él estaba en el agua, el Espíritu Santo descendió sobre Él como una paloma y el Padre en el cielo dio Su aprobación. Las palabras de Juan, “¡Mirad! ¡El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” introdujeron a Jesús al mundo como el Mesías-Salvador. Al día siguiente, Jesús fue guiado por el Espíritu Santo hacia el desierto donde fue tentado por Satanás. Jesús venció el ataque de Su enemigo citando al Antiguo Testamento.

Ministerio público de Jesús. Luego del desierto, Jesús comenzó a darse a conocer entre la gente. Sus 3 años de vida pública fueron marcados por 3 actividades principales: enseñar, hacer milagros y entrenar a Sus apóstoles.

El Sermón del Monte fue el primer gran encuentro donde Jesús comenzó a enseñar. Ahí, presentó principios para vivir en Su reino, Su relación con la Ley e instrucciones para orar. Él enseñaba de una forma que las personas comunes podían entender: parábolas, epigramas y lecciones objetivas. Aún así, enseñaba con autoridad.

Sus enseñanzas iban acompañadas de milagros. Él demonstraba que era el Hijo de Dios a través de Su poder sobre la naturaleza, demonios, enfermedades e incluso la muerte.

Jesús eligió 12 hombres como Sus apóstoles. Durante los últimos 2 años de Su ministerio, ellos estuvieron cerca de Él todo el tiempo. Esto era importante ya que la responsabilidad de llevar a cabo Su plan recaería totalmente sobre sus hombros cuando Él no estuviese más con ellos.

Multitudes se reunían en torno a Jesús. Donde Él iba, todos se amontonaban para verlo. La gente común lo aceptaba y muy pronto se volvió popular. 

Los líderes religiosos de Israel, en cambio, lo odiaban. Les molestaba su popularidad y negaban sus afirmaciones. Para ellos, era un impostor y un blasfemo, por eso comenzaron a planear su muerte.

A medida que su ministerio llegaba a su fin, hasta sus seguidores lo habían abandonado. Sus enemigos crecían fuertemente. Finalmente, uno de sus apóstoles conspiró para traicionarlo.

La muerte de Jesús. Cada uno de los cuatro evangelios cerró su libro con un recuento de los últimos días de Jesús. Mateo, ocupa 9 capítulos; Marcos, 6; Lucas, 4 1/2 y Juan, 10. Esto no debería sorprendernos, ya que Jesús siempre dejó en claro que Él había venido a dar su vida. Siete veces les había dicho a sus discípulos que debía ir a Jerusalén a morir.

Jesús viajó a Jerusalén en las Pascuas, la conmemoración anual del rescate de Israel de la esclavitud de Egipto. Cuando llegó a la ciudad en una entrada triunfal, fue vitoreado por la gente común. Al día siguiente, Él echó a los usureros fuera del templo.

Sus enemigos, al mando de Caifás, sumo sacerdote, planificaron su muerte. Se reunió con sus discípulos una última vez en el aposento alto y desde allí, Judas salió para traicionarlo. Jesús inició el servicio de comunión antes de empezar su camino al Jardín de Getsemaní para orar. Ahí, fue arrestado por una muchedumbre. Luego, recibió un juicio ilegal ante el Sanedrín, lo declararon culpable y fue llevado ante Pilatos. Cuando el pro cónsul no pudo persuadir a la muchedumbre de liberarlo, terminó entregándolo. Jesús fue llevado al Calvario, donde fue crucificado junto a dos criminales. Cuando murió, su cuerpo fue reclamado por dos de sus seguidores y puesto en una tumba.

Todo parecía perdido para los discípulos de Jesús. Pero 3 días después, se levantó de la muerte. Se le apareció en privado a sus discípulos en varias ocasiones, y también fue visto por otros cientos. ¡Él había vencido a la muerte! Se lo vio por última vez en su ascensión 40 días después de su resurrección.

Mirando a Dios. Ya que Jesús era Dios hecho carne y el Evangelio cuenta su historia, tenemos mucha información acerca de Dios. Aquí hay algunos ejemplos de cómo la vida, muerte y resurrección de Cristo nos cuenta sobre Dios:   

En el nacimiento de Jesús, vemos la misericordia de Dios al humillarse Él mismo para venir a rescatarnos (Mateo 1:21-23).   

En las enseñanzas de Jesús, vemos la sabiduría y la divinidad de Dios mientras nos dice qué creer y cómo vivir (Juan 12:49-50).  

En los milagros de Jesús, vemos el ilimitado poder de Dios para controlar la naturaleza, la enfermedad y la muerte (Marcos 4:35-41; Lucas 7:11-18; 9:37-42).   

En en el entrenamiento de los Doce de Jesús, vemos el deseo de Dios de obrar a través de Su pueblo (Juan 14:12).   

En la muerte de Jesús, vemos cuán lejos puede ir Dios para redimir nuestros pecados (Juan 3:16).  

En la resurrección de Jesús, vemos el poder sobrenatural de Dios para conquistar la muerte (Marcos 16:1-8).