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Exilio (586-400 AC)
Felizmente, la historia del Antiguo Testamento no termina con Jerusalén en ruinas y su pueblo exiliado en Babilonia. Más bien, concluye con el regreso de los judíos a Jerusalén, la reconstrucción de los muros y la restauración del templo. También habla del renacer espiritual del pueblo y su voluntad de confiar Dios.
El período del Exilio cubre dos temas: (1) el exilio en Babilonia y (2) el regreso a Jerusalén. Dos naciones diferentes reinaron Judá en el exilio. Babilonia se desmoronaba y en 536 AC (50 años después que los judíos fueran deportados) el reino de los Medo-Persas la conquistaba. El nuevo líder, Ciro, permitió que los hebreos regresaran a su tierra. Bajo Zorobabel, 42 360 judíos emprendieron el largo viaje de regreso a Jerusalén e inmediatamente comenzaron a trabajar en el templo.
Al oponerse los samaritanos al proyecto, el pueblo se desanimó. El trabajo en el templo cesó por casi 10 años, y el pueblo volvió a caer espiritualmente. Pero la predicación de Hageo y Zacarías, como también al liderazgo espiritual de Esdras, hizo que retomaran. Completaron el templo en 515 AC.
Cerca de 50 años después, Nehemías, aún en Babilonia, sintió gran tristeza por los judíos de Jerusalén. Como era un importante sirviente del Rey Artarjerjes, le pidió permiso para liderar la vuelta a Jerusalén y reconstruir sus muros. Este fue otorgado y también los fondos para hacerlo. En un tiempo récord los muros estaban reconstruidos.
Después de 12 años, Nehemías regresa a la corte de Babilonia. En su ausencia, el pueblo y los sacerdotes tomaron el camino del mal una vez más. El profeta Malaquías fue levantado para señalarles sus pecados y advertirles sobre el juicio divino.
Mirando a Dios. Mientras leemos acerca del decreto de Ciro en Esdra 1, observamos estas verdades:
En la práctica de Babilonia de permitir que una nación mantenga su identidad étnica y religiosa, vemos a Dios protegiendo a Su pueblo.
En la cautividad, vemos la habilidad de Dios para mover a una nación entera para cumplir Sus propósitos.
En el decreto de Ciro, vemos Su poder para dirigir el pensamiento de un poderoso líder.
En la provisión del material para construir, vemos Su poder para suplir.
En el regreso de los judíos, vemos el compromiso de Dios en Sus pactos y profecias.
En el regreso de Israel, vemos Su exaltación entre las naciones.
Mirando a nosotros mismos. Nos podemos ver a nosotros mismos en la era del exilio y regreso:
En en el exilio de Israel, vemos nuestro distanciamiento de Dios debido al pecado.
En el regreso de los judíos a la fe, vemos nuestro vuelo a Dios en tiempos de castigo.
En los decretos de Ciro y Darío, reconocemos la mano de Dios dirigiendo nuestros propios asuntos.
En el valor de Ester, vemos nuestro potencial relacionado a cuestiones de fe (Ester 8).
En los sentimientos recurrentes de oposición en el exilio, vemos nuestro temblor ante los enemigos de Dios (Esdras 4).
En su interrupción de la construcción del templo, vemos nuestra falta de determinación (Esdras 4).
En el valor de Daniel, vemos nuestro potencial para defender nuestras convicciones (Daniel 1, 6).
En la esperanza de Israel por el Mesías, vemos nuestra expectativa por Su regreso.
Escrituras
Acerca de este Plan
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