El fugitivo - La razón por la que corremosMuestra

Solo decimos que no

El libro de Jonás se centra en: 

• Los mandamientos de Dios. 
• Jonás huye de lo que Dios lo había llamado a hacer en ese marco de tiempo.

Entonces, ¿qué se parece a huir de Dios hoy? No recibimos esta voz audible que dice: «Josh, ve a Iraq». Esa no es exactamente la forma en que Dios opera hoy, aunque Él puede hacerlo muy bien a través del poder del Espíritu Santo. De lo que hablo es de cómo se ve en nuestra cultura, en este momento, huir de Dios. No somos tan bruscos ni obvios con nuestra huida de Dios. Huir de Dios hoy simplemente significa: desobediencia.

¡Cinturón de seguridad! Aquí vamos... Hay tres cosas que hacemos para desobedecer a Dios. Lo primero, es decir que no. Elli, mi hija, se encuentra en esa etapa en la que está aprendiendo cómo poner a prueba mi autoridad. Cada vez que digo que no haga algo, ella intenta ponerme a prueba y hacer lo mismo deliberadamente y decir: «No, no». Creo que hacemos lo mismo con Dios cuando nos habla muy claramente para obedecer a sus mandamientos. Algunos huimos de Dios deliberadamente. Simplemente, estamos diciendo no, a las cosas de Dios. Si tu estilo de vida está diciendo deliberadamente no a Dios, donde sabes que hay pecado y eliges continuar viviendo en eso, estoy aquí para decirte que es un lugar muy peligroso para estar. Dios nos dice que volverá nuestros corazones a nuestro propio mal. Es decir, que endurecerá nuestros corazones. En el libro de Jonás, vemos que la gracia de Dios se extiende para él. Una tragedia sería que la gracia de Dios no necesariamente te alcanza en esta vida porque has endurecido tu corazón, no porque Él no esté persiguiéndote. 

Puedes justificar en tu mente, podrías decir: «Bueno, eso es solo cristianismo cultural, no me gusta creer esa parte de la Biblia. Me gustaría elegir esta opción para mí y mi familia». Esa es una zona de fuga. Simplemente decimos que no, y lo justificamos. Al igual que Adán y Eva en el jardín, hacemos lo mismo hoy. Cuando lo miro a través del lente de mi hija Elli, ella sabe muy claramente lo que estoy diciendo, porque me mira y luego dice: «No, no». A veces tratamos de empujar la desobediencia a la ignorancia y decir: «Oh, no sabía eso de Dios». La cuestión es que la ignorancia no es felicidad cuando se trata de obedecer a Dios.