Luz en las Tinieblas Muestra

Día 4

¿Lo has notado en tu vida? A veces amamos demasiado aquellas cosas que este mundo tiene para ofrecernos, nos aferramos a él, a sus valores, a sus ideas y a todo lo que tiene para darnos, pero la Palabra de Dios tiene un llamado distinto para los creyentes.

En este pasaje de 1 Juan se nos manda a que no amemos al mundo ni las cosas que están en él. Se nos exhorta a no amar la filosofía de este mundo, su manera de pensar, sus ideas y valores. Ahora, Juan no solo nos habla de no amar al mundo, sino que también nos enseña que no debemos amar las cosas que están en el mundo: nuestras posesiones, todo aquello que no tiene un valor eterno. Y cuando hablamos de no amar estas cosas nos estamos refiriendo a que no entreguemos nuestra lealtad al mundo y sus pasiones, a que nada de esto ocupe el lugar de Dios en nuestras vidas.

En este pasaje el apóstol Juan continúa haciendo una importante aclaración en el versículo 15: "Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él". No podemos decir que amamos al Padre si estamos amando al mundo, no podemos amar al mismo tiempo dos cosas totalmente opuestas. 

El mundo, sus ideas y sus posesiones son opuestos a la misma naturaleza de Dios, nuestros amores no pueden estar divididos porque "Todo lo que hay en el mundo... no proviene del Padre" (v.16). Esta es la razón por la que no podemos amar al Padre y al mundo, todo lo que está en el mundo no ha venido del Padre.

Este pasaje nos recuerda, nos da una razón por la que nuestro amor, nuestra lealtad no puede estar en este mundo y sus pasiones, porque "El mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (v.17). Este mundo es temporal  y pasará junto con sus pasiones. Lo contrario de amar al mundo es amar al Padre, pero amar al Padre implica hacer su voluntad (Juan 14:15). Aquel que le obedece, que hace su voluntad, vivirá con Él por siempre.

La verdad es que amamos al mundo demasiado porque no amamos a Dios demasiado. ¿En cuáles áreas has visto que estás menguando en tu amor por Dios? ¿En cuáles cosas o ideas de este mundo has depositado tu amor y tu lealtad? ¿Hay algún indicio de que estás amando la filosofía de este mundo? Esto pudiera verse en tu forma de hablar y pensar, pero también en lo que disfrutas hacer.

Examina tu vida delante de Dios y pídele que te muestre si tu corazón ha estado amando demasiado a este mundo. Si es así, clama a Él para que seas llenado de amor por Él, porque el mundo pasa y sus pasiones pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.