Guía tu mente, guarda tu corazón y cuida tu lenguaMuestra

Uno de los aspectos más importantes en esta batalla por recuperar el control de tus procesos de pensamiento es pensar en lo que estás pensando. Como creyente en Jesucristo, eres responsable de tu propia forma de pensar; nadie más será responsable por los pensamientos que permites que ardan en los fogones de tu cerebro altamente productivo. Es cierto que algunas de tus acciones pueden ser impulsadas por la presión de grupo, y es igualmente cierto que algunas de las palabras que dices pueden ser una reacción justificada a la influencia de otra persona; sin embargo, solo tú tienes la autoridad para determinar lo que pasa entre tus dos oídos.

A menudo, nos ponemos límites saludables en cuanto a las acciones que elegimos demostrar y las palabras que elegimos decir a los demás. Sin embargo, los límites que nos ponemos no deben limitarse a esas dos áreas; establecer límites mentales también forma parte de nuestra búsqueda por llevar una vida sana. Aunque tu mente sea un lugar secreto y cavernoso, necesita límites específicos dentro de los cuales operar.

Los pensamientos que elijas en un día determinado determinarán tus actitudes y estados de ánimo para ese día. Un pensamiento siempre precede a una emoción; recuérdate a diario que un pensamiento sólido se convierte en una emoción determinante antes de ser expresado por tu boca. Por lo tanto, cada palabra que dices tiene su origen en tu cerebro; la sala de partos de cada emoción y cada conversación se encuentra en la placa de Petri de tus decisiones mentales. Una vez más, tus emociones se originan como pensamientos, y tus palabras tienden a seguir tus emociones o sentimientos, por lo que la secuencia de procesamiento es la siguiente: Pensamiento -> Sentimiento o Actitud -> Acción o Palabras 

Hoy es el día para pensar en lo que estás pensando, ¡y para tomar una decisión! Hoy es el día en que debes pedirle a Dios su sabiduría para que seas capaz de vivir una vida que tenga un impacto en el reino. Eres parte del increíble y contundente plan de Dios, ¡así que piensa como tal!

Aplicación personal: 

"En lo que creemos, nos convertiremos". Piensa en dos o tres formas en las que esta verdad se ha manifestado en tu propia vida.