Una Iglesia Feliz y SaludableEjemplo

Mi Ministerio: Vasijas rotas útiles ¿Quién puede soportar a los testigos de Cristo que son orgullosos, arrogantes, llenos de ínfulas? A mí no me gusta escucharlos, y a usted tampoco. Sin embargo, estoy seguro de que no me molesta la humildad. Voy a poner atención cuando alguien esté dispuesto a admitir: “He sido un payaso y un tonto, pero Dios tuvo misericordia de mí. Es un placer para mí compartir esa misericordia con usted”. Es por eso que Dios usa vasijas rotas como usted y yo. Sus defectos, grietas, manchas y roturas no lo descalifican. En efecto, las personas que pueden dar testimonio de la misericordia de Dios y reconocen que no son dignas, son mucho más refrescantes que el que pretende que nunca ha cometido pecado. Esta es la verdad: “Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:4,5). Cristo vino por un pecador como usted, vino por un momento como el de ahora.