La Justicia de DiosMuestra

La justicia en la primera carta de Pedro

Primera de Pedro ofrece la esperanza de que, por medio de vivir vidas tranquilas y reverentes, los miembros de la nueva comunidad cristiana pueden evitar el sufrimiento. No obstante, es claro que la mayor esperanza de Pedro es que por medio de imitar a Cristo, quien también sufrió y no buscó venganza, los cristianos puedan ser redimidos por Dios. Él enderezará todas las cosas (1 Pedro 4:17-18). Él los levantará (1 Pedro 5:6). Él los hará fuertes (1 Pedro 5:10).

Una reflexión tomada de 1 Pedro y de la vida de Nelson Mandela

Es posible que el sufrimiento (injusto) de una persona pueda significar la libertad de todo un pueblo. Más importante: si un individuo sacrifica su libertad por causa de la libertad de toda la comunidad, depende ahora de la comunidad brindar un espacio donde todos disfruten estar a salvo, sean libres y sean bendecidos. Así fue con Nelson Mandela; y es todavía más profunda y eternamente cierto con Jesús.

Lo que sufrió Mandela a favor de la justicia ha creado un nuevo país en el que la justicia debería ser la norma. Sin embargo, todavía no es así. Muchos años después de que Nelson Mandela se convirtió en el primer presidente democrático de Sudáfrica, la tasa de desempleo se encuentra entre las más altas del mundo, al igual que la violencia contra la pareja y la violencia sexual; la violación y el asesinato de mujeres y niños son un suceso común; la «violación correctiva» de lesbianas y los ataques homofóbicos están a la alza; el índice de infecciones por VIH se encuentra entre los más altos del mundo; y los extranjeros de los países africanos vecinos sufren ataques xenofóbicos. En breve, el sufrimiento de Mandela sirvió para la liberación de una nación, pero esa liberación está lejos de ser completa.

Asimismo, el sufrimiento de Jesús sirvió para la liberación de todo el mundo, pero esa liberación —de cuerpo, mente y espíritu— está muy lejos de haber sido perfeccionada, incluso en la vida de aquellos a los que ha escogido. En la iglesia, de todo lugar, debería ser donde se pudiera apreciar esa liberación.

Los primeros lectores de 1 Pedro fueron llamados a actuar en una manera justa por medio de conformarse a una conducta sumisa y a sufrir por un poco de tiempo (1 Pedro 3:6; 5:10). Esto era considerado justo porque tal sufrimiento era para el bienestar y supervivencia de la familia de creyentes mientras esperaban el regreso de Cristo. Nosotros también somos llamados a actuar en una manera justa en nuestros contextos de sufrimiento, tomando en cuenta que, como familia de creyentes, quizá enfrentemos desafíos diferentes a las iglesias a las que Pedro se dirigió originalmente.

Miranda Pillay, Sudáfrica (tomado de la introducción a la Primera Carta de Pedro)