Ajetreo Santo: Abrazar una vida de trabajo duro y buen descansoMuestra

Adoptar una nueva actitud y perspectiva sobre el ajetreo toma tiempo. Pero cuando se trata de cambiar y de las cosas nuevas que Dios quiere hacer en nuestras vidas, tenemos dos opciones: retirarnos o buscar el crecimiento. Soy la primera en admitir que en ocasiones retirarme suena mejor, hasta que Dios me muestra mi motivación. Cuando el cambio da miedo, es porque estoy dependiendo de mis fuerzas para lograrlo. Asumo que depende totalmente de mí para hacer que funcione, asegurarme de que sea un éxito, asegurarme de que no parezca un fracaso, nuevamente. Cuando escojo retirarme es porque estoy siendo recordada de que por mí misma, con mi esfuerzo, no voy a poder hacer que funcione de la manera en la que quiero.

Pero entonces dejo de esforzarme y empiezo a buscar, confiando que Dios está trayendo cosa nueva porque Él tiene planes para mí que son buenos, planes que le traerán gloria y expandirán Su reino.

¿Te inclinarás por el nuevo camino por el que Él te está guiando, uno donde el ajetreo santo reemplaza el esfuerzo? ¿O te retirarás, prefiriendo la comodidad de lo conocido antes que una temporada incomoda llena de incognitas?

Estas son tres garantías en las que podemos confiar ante el futuro: Dios no ha terminado con nosotros todavía, Él está listo para hacer una cosa nueva, y Él está ahí con nosotros en cada paso del camino.

El ajetreo santo nos da la libertad de trabajar duro con todas nuestras fuerzas en las tareas que Dios asigna a nuestra alma. Este es el trabajo de corazón, el trabajo que hace una diferencia en el reino de Dios. Nos da la libertad de reconocer que el trabajo que otros hacen está adecuado para ellos, pero no para nosotros, no en esta temporada. El ajetreo santo nos ayuda a escuchar a Dios sobre el rugido de un mundo mandón, de modo que podamos decir sí al trabajo que Dios ha preparado nuestros corazones para hacer y no para el trabajo que agotará nuestras almas.

La línea entre el ajetreo y el esfuerzo, descanso y pereza, es un lugar delicado para vivir. Cuando nos inclinamos demasiado hacia un lado, nos encontramos dependiendo de nuestras fuerzas en lugar de permanecer en los recordatorios de Dios, de que Él es nuestra fuerza. Esta version del ajetreo no se trata de andar buscando más tiempo en nuestro día para hacer más, sino estar descubriendo lo qué Dios nos está llamando a hacer, de manera que podamos servir más, dar más, animar más en los lugares correctos de las formas correctas.