Ajetreo Santo: Abrazar una vida de trabajo duro y buen descansoMuestra
Se necesita una villa—no solo para criar un niño, sino para convertir nuestro ajetreo diario en algo santo y que glorifique a Dios.
Comparación. Competencia. Comunidad. Cuando veo los mensajes de ajetreo que el mundo nos grita con autoridad, la comparación significa demostrar a nuestra audiencia que deben elegirnos en lugar de a nuestra competencia. Competencia quiere decir esforzarse sin cesar para garantizar que nuestro producto, trabajo o palabras no solo sean los mejores, sino también los únicos y disponibles antes que los demás. La competencia grita "¡Yo llegué aquí primero!" ¿Y la comunidad? Bueno, es solo una palabra bonita para referirse a los clientes que se convierten en el objetivo de nuestra publicidad, mercadeo y boletines por correo electrónico.
Luego de trabajar en mercadeo por más de 10 años, lo entiendo. Mi cerebro tiende a regresar a esas mismas definiciones cuando olvido el propósito detrás de mi trabajo. En lugar de servir, comienzo a vender, y en el proceso valoro la ganancia sobre las personas. Pero hay un modo diferente. En la economía del ajetreo santo, la comparación significa mirar nuestro propio trabajo y pedirle a Dios que nos muestre óomo, o cómo no, se alinea con Su voluntad. ¿Cómo se comparan nuestras vidas con la vida de Cristo que debemos modelar? La competencia no se trata de asegurarnos que ganamos, sino de buscar maneras de ayudar a otros a ascender, superándolos en honor. Y la comunidad es el ingrediente esencial que hace que el ajetreo santo se separe de la forma en la que el resto del mundo trabaja. Se enfoca más en la colaboración, el cuidado, y la conversación que en apuntar a los clientes.
Puede ser complicado, pero siempre vale la pena el trabajo duro por la comunidad. Dios no nos creó para vivir la vida solos, y eso aplica a nuestro trabajo también. Cuando dejamos de competir y comenzamos a colaborar, podemos hacer mucho más por el reino de Dios.
Seguir las fuertes, estridentes demandas y expectativas del mundo solo nos hará sentir inseguros al comparar nuestro lugar en el plan de Dios con los que nos rodean. Escojamos en su lugar confiar en Dios, el Maestro Artesano quien conoce cuando, cómo, por qué y qué piezas usar para hacer algo hermoso y seguro que durará toda la vida.
Déjate cautivar por el propósito de Dios en tu vida e inclínate al trabajo duro y buen descanso y vive la vida del ajetreo santo al cual Dios te ha llamado, justo donde estás.
Escrituras
Acerca de este Plan
Balance. Es lo que anhelamos en nuestra vida cuando escuchamos gritos de: “¡trabaja más duro!” en una oreja, y el susurro: “descansa más” en la otra. ¿Qué pasa si el plan de Dios no es ni la una ni la otra? Entra al ajetreo santo—un estilo de vida con trabajo duro y un buen descanso en maneras que honran a Dios.
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