Gracia y paz para el creyenteMuestra
El carácter especial de la epístola
También es preciso decir una palabra sobre el carácter especial del libro que contiene esta oración particular. Como todas las segundas epístolas, esta también trata una situación en la que las falsas enseñanzas y la apostasía, tenían un lugar prominente. Una de las principales diferencias entre las dos epístolas de Pedro es, en la primera, el propósito principal es fortalecer y animar a los hermanos en medio de los sufrimientos a los que eran expuestos a manos del mundo profano, pero ahora les hace advertencias, y los confirma, en cuanto a un peligro mayor, procedente del mundo que se decía cristiano, y de aquellos que los amenazaban desde dentro de su propia comunidad.
En la primera epístola, Pedro había representado a su gran adversario como león rugiente; pero aquí, sin mencionarlo directamente, identifica al enemigo como un ángel de luz, serpiente astuta. Ahora, el adversario ya no los persigue, sino que trata de corromperlos y envenenarlos mediante enseñanzas falsas. Así que, lo importante no es identificar al personaje malévolo, sino al sistema que opera en el mundo, por hombres dementes y con mentes entenebrecidas que se oponen al orden de Dios.
En el segundo capítulo, esos falsos maestros son denunciados: primero, como hombres que negaron al Señor que los había comprado; y segundo, como licenciosos que daban vía libre a sus apetitos carnales.
El apóstol Pedro dirige su epístola «a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han recibido una fe tan preciosa como la nuestra». La palabra fe, se refiere aquí a la acción por la cual, el Espíritu nos imparte la verdad revelada por Dios, se dice que la fe de ellos es preciosa, porque es uno de los mayores dones de Dios y es el fruto inmediato al poder regenerador del Espíritu Santo.
Esto se enfatiza en la expresión «han recibido» del griego lanjano. Este verbo, recordaba a los creyentes que no debían su fe salvadora a alguna capacidad superior propia, sino únicamente a los designios de la gracia. Lo mismo que pasó con Pedro, pasó con ellos, se les había dado una revelación, pero fue algo que no «lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo». Al conceder sus favores, Dios entregó una porción bendita: «la fe de los escogidos de Dios».
Acerca de este Plan
El saludo gracia y paz que usaban, era una oración, era un acto de adoración, en el que Cristo siempre era mencionado en unión con el Padre, lo cual significa que es por medio de Él, que todo esto se puede disfrutar, crecer y multiplicar; ya que, todas estas bendiciones las ha concedido Dios en Cristo para sus hijos.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño, según El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.redrema.org y http://www.elcentronetwork.com