El conocimiento de su voluntadMuestra

Disciplinas del ámbito espiritual 

Para obtener este conocimiento en el ámbito espiritual es necesario cultivar algunas disciplinas que me permito comentar a continuación:

Escuchar con fe: El conocimiento llega a nuestras vidas por medio del oír con inteligencia, por eso Jesús dijo: «oíd y entended» y «Mirad bien como oís». 

Oír con fe y entendimiento, es de suma importancia, allí comienza el desarrollo de nuestra vida y es el canal por el cual, el Espíritu de Dios nos suministra aliento, salud integral, dirección, fortaleza, y nos ayuda a crecer en todo. 

Escudriñar las Escrituras: Además de oír, debemos mantener el estudio bíblico organizado y bajo la iluminación del Espíritu Santo en oración, leer para entender más la profundidad de la Palabra. Debemos seguir el ejemplo de los creyentes de Berea, quienes al oír el mensaje de Pablo, recibieron la Palabra con solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Aceptar la instrucción: Es necesario, recibir instrucción de otros que tienen más conocimiento acerca de ciertos temas. Hechos 18 presenta el caso de Apolos, hombre elocuente y poderoso en las Escrituras, quien conocía y hablaba de Dios pero solamente entendía hasta el bautismo de Juan. Cuando le oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. Por su humildad y disposición para ser formado, Pablo lo incorpora a su equipo apostólico para que colabore con él, en la edificación de la iglesia y la extensión del evangelio del reino. 

Es preciso entender, que toda la revelación necesaria para desarrollar la vida en Cristo y el conocimiento de sus designios eternos, está incluida en la Escritura, única regla de fe y conducta de todo creyente. Así, evitaremos entrar en doctrinas extrañas y torcidas que llevan a la perdición. Las llamadas «nuevas revelaciones» de presuntuosos maestros, tienden a contradecir lo que ya está escrito en la Palabra y por lo tanto, crean confusión. 

Muchas personas usan libremente de manera inescrupulosa e irresponsable, frases como: «Dios me reveló», «Dios me mostró», «Dios me habló». En consecuencia, existen mentiras que se enseñan como verdades, y verdades que se rechazan como mentiras. Aunque algunos lo hacen como producto de su ignorancia, otros, como producto de su conveniencia. En ambos casos el resultado es el mismo, confusión. 

Es necesario que sigamos el consejo de Pablo: «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado… que usa (trazar, separar ordenadamente) bien la Palabra de verdad». La Biblia debe ser bien trazada y estudiada apropiadamente para llegar a entender la verdad presente que revela progresivamente. No existe revelación nueva en si misma sino iluminación, que nos lleva a entender y conocer lo que ya ha sido revelado.