Disciplinas Espirituales y Evangelismo Muestra
DÍA 8: SUMISIÓN
El Libro de Habacuc termina con una poderosa sumisión:
Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. (Hab. 3:17-18)
Habacuc sabía que las cosas no iban bien, aun así no le dio la espalda a Dios. Job hizo algo similar un milenio antes, como también David. Las características omni de Dios le dan el derecho unilateral de vertir cosas buenas y malas sobre todos. Mateo 5:45 dice, "hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos".
La disciplina de la sumisión comienza con el reconocimiento de quién Dios es. William Booth dijo una vez, "La grandeza del poder de un hombre se mide por su capacidad rendición". Jesús modeló esto. En el jardín de Getsemaní, Él "se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú" (Mt. 26:39). Él se sometió a Su Padre, quien Él sabía que tenía todo el bien en mente. Él puso Su confianza en quien sabía era digno de confianza.
Nos podemos someter porque estamos bajo la fuerte mano de un Dios que salva. La sumisión nos ubica correctamente en donde debemos estar. Salmo 91:4 nos da una gran imagen de esto: "Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad". Somos las ovejas de Su prado, no al revés. No hay necesidad de usurpar Su Control como Rey y Pastor, porque estamos salvos con Él, y sin Él no tenemos nada.
Nuestra postura de sumisión nos recuerda que como Rey de nuestras vidas, Dios es quien emite las órdenes. La sumisión lleva al evangelismo. Nos sometemos y obedecemos todo lo que Dios nos pide. El evangelismo es un acto de amor, pero está arraigado en un mandato que hemos recibido: "Por tanto, id y hacer discípulos a todas las naciones..." (Mt. 28:19). La idea puede aterrarnos, pero es necesario recordar que cuando nos sometemos al Dios de todo, nunca estamos solos: "y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt. 28:20).
Nuestro evangelismo es Su evangelismo. Mientras compartimos sobre Jesús, en realidad es Su Espíritu quien hace el trabajo. Nuestra sumisión, cuando se expresa en mostrar y compartir el amor de Jesús a otros, es un acto humilde de adoración que permite al Espíritu de Dios moverse en nosotros y a través de nosotros.
Preguntas para Reflexionar:
- ¿Encuentras la sumisión inquietante o reconfortante? ¿Por qué?
- ¿Cuando piensas en tu vida, qué viene a tu mente cuando piensas en sumisión?
- ¿Cuál es la relación entre la sujeción y ser discípulo de Cristo?
- ¿Cómo puede la sumisión llevarnos a conversaciones acerca del Evangelio de manera más frecuente y fructífera?
Acerca de este Plan
Las disciplinas espirituales cumplen un rol muy específico en la experiencia cristiana—ellas llevan a los creyentes a ser más como Jesús en nuestros pensamientos, palabras y acciones. ¿Cómo se traduce esto en nuestro llamado a mostrar y compartir el amor de Jesús con otros? ¡Las Disciplinas Espirituales y el Evangelismo incluye ocho disciplinas espirituales diseñadas para ayudarte a crecer en tu propia fe de una forma que sobreabundará para otros!
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