Disciplinas Espirituales y Evangelismo Muestra

DAY 3: ADORACIÓN

C.S. Lewis dijo una vez, "Lo más valioso que los Salmos hacen por mí es expresar el mismo deleite en Dios que hizo a David danzar". Cuando escuchas el término "adoración", ¿qué viene a tu mente? Quizá en una solemnidad santa o en las manos levantadas en alto durante una canción. Independientemente del estilo o la tradición, el corazón de la adoración es entregaycelebración. Con ojos en lo alto, reconocemos que el Creador y Ser, a quien llamamos "Abba, Padre" (Rom. 8:15), es digno de toda nuestra alabanza y esfuerzos. Cada aliento que respiramos lo hacemos por Él.

Quizá no hay mejor imagen que esta de 2 Samuel 6:5, en la que vemos a David y sus hombres llevando el Arca del Señor a Jerusalén: "Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos". Estaban alabando a Dios con sus cuerpos y mentes, corazones y fuerza.

Comenzamos la disciplina de adoración con el reconocimiento de quién Dios es. Con los corazones inclinados, afirmamos la totalidad de Dios: el omnisciente y omnipresente quien se esconde en las sombras de nuestros corazones. Al adorarle Su bondad y gracia nos cubren, nosotros declaramos nuestra pobreza total y quebrantamiento. Primera de Crónicas 16:23-31 nos da una guía textual útil acerca de lo que la adoración a Dios implica.

En la adoración, también encontramos nuestros corazones se enamoran más de nuestro Salvador a medida que lo vemos más claramente. Y a medida que nuestro amor se profundiza, también nuestro de deseo de ser todo lo que Él desea que seamos. Romanos 12:1 dice, "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional". Así que el próximo paso en la adoración es reconocer que la verdadera adoración no termina cuando se cantó la última canción, o la última oración que se hizo. La adoración continúa su intensidad a lo largo de cada momento de la vida. Es probable que hemos escuchado mucho sobre nuestros cuerpos ser "sacrificios vivos". La imagen viene de uno retorciéndose infinitamente hasta que (1) se ha escapado de la mesa o (2) ha perdido la batalla en rendición.

La realidad es que nuestras vidas no son nuestras, han sido compradas con sangre. Desde la cabeza hasta los pies, somos del Señor. Redimidos, hechos nuevos. La analogía del gusano-mariposa va más allá aquí. Una vez fuimos, y ahora somos lo mismo...pero mejor.

Cuando nos rendimos al hecho de que somos sacrificios vivos que están bajo la poderosa y amorosa poderosa de Dios quien cuida de nuestro bien y el bien del mundo, nuestra adoración nos lleva a decirle a otros sobre Él.

En la oscuridad y en la más grave de las situaciones, no podemos evitar decirle a otros acerca de este Dios a quien adoramos. Pablo y Silas lo experimentaron:

A eso de la medianoche Pablo y Silas estaban orando y cantando himnos a Dios, y los otros prisioneros los escuchaban. De repente hubo un terremoto de tal violencia que los cimientos de la prisión se estremecieron. Las puertas de las prisiones se abrieron todas a una y las cadenas de todos se soltaron. El carcelero se despertó y cuando vio las puertas abiertas, tomó su espada y estaba por suicidarse porque pensó que los prisioneros habían escapado. Pero Pablo gritó, "¡No te hagas daño, todos estamos aquí!". El carcelero pidió iluminación, se apresuró y cayó temblando ante Pablo y Silas, los sacó y preguntó, "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvos?" Ellos respondieron, "Cree en el Señor Jesús, y serás salvo—tú y tu casa". Luego hablaron la palabra del Señor a él y a todos los demás en su casa. (Hch. 16:25-32)

La verdadera adoración se expresa en sí misma a otros. Pedro y Juan lo dijeron así: "porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído" (Hch. 4:20). Hemos sentido la bondad de Dios y somos movidos a compartir Su bondad y gracia con otros. El fruto de una vida de adoración completa es una vida de proclamación.

Preguntas para la Reflexión:

• ¿De qué formas adoras mejor a Dios?
• ¿Alguna vez has experimentado a Dios de una manera nueva o poderosa durante la adoración? Si así ha sido, ¿cómo?
• ¿Cuál ha sido el rol de la adoración en tu evangelismo personal?
• ¿Cómo está Dios llamándote a usar tu alabanza a Él para extenderla a aquellos alrededor de ti?