¿Cómo oír a Dios?Muestra

Quiero oírte

Dios le dijo a Pablo que vería al Justo y escucharía sus palabras. Esa es quizá la mejor experiencia que alguien podría tener y uno de los asuntos que más me apasiona en mi andar con Dios. 

Compartiré los puntos de uno de los mensajes de Rick Warren del tema: para oír a Dios necesitamos hacer lo que nos dice. No se trata de «háblame y decidiré si lo hago», sino «te obedeceré, así que te escucho».

Jesús dijo que sus ovejas oyen su voz, las conoce y ellas lo siguen, en otras palabras, hacen lo que les dice; nos invita a que, al escucharlo, no endurezcamos el corazón. En Éxodo, Dios le pidió a Moisés que liberara a Israel de los egipcios y lo llevara a la tierra prometida. El Señor le preguntó qué tenía en su mano y, como Moisés era pastor, tenía una vara. Dios le pidió que la arrojara y al instante se convirtió en una serpiente. Cuando le indicó que la cogiera por la cola, se convirtió en vara de nuevo; ella representaba su identidad: pastor de ovejas, y simbolizaba su riqueza, determinada por los animales que tenía. Algo inerte de repente cobró vida y, cuando Moisés la recogió, volvió a ser lo que era. En la Biblia, Dios no hace milagros para lucirse; siempre enseña. Aquí la lección es: si me entregas lo que tienes: identidad, activos, influencia..., les daré vida; serán varas milagrosas. Pero, si las vuelves a tomar, serán simples palos.

En un momento, la Biblia ya no habla de la vara de Moisés, sino de la de Dios. Eso es lo que él quiere hacer con lo nuestro para que deje de ser una simple vara y se convierta en algo vivo, milagroso; es un principio de las parábolas: en ellas Jesús nos dice «¿qué estás haciendo con lo que tienes? Si no usas lo que te di, tus dones, te los quitaré. Si no los dejas ir ni mueres a ellos, los perderás. Pero si los entregas por mí, te los devolveré multiplicados».