Un nuevo corazónMuestra
El corazón y las intenciones
Otro aspecto importante, para tomar en cuenta en cuanto al corazón del hombre, son las intenciones; son la razón del por qué hacemos las cosas, la causa que motiva nuestras acciones. Yo puedo dar un beso, pero mi intención es destruir; Judas es un claro ejemplo. La intención de Judas estaba muy alejada al acto de llegar y besar a Jesús. Puedo sonreír a una persona pero dentro de mí, estar molesto con la persona a la que estoy sonriendo, de hecho mientras lo hago, puedo pensar: ¡ojalá que te mueras! Puedo decir a alguien: ¡buen día!, pero en mi interior desear que ese sea el peor día de su vida. Puedo abrazar a una persona y desear no estar cerca de ella. Me puedo congregar y no someterme a que Dios haga un proceso en mi vida, puedo cantar, pero nunca adorar; puedo oír pero nunca escuchar.
Las intenciones del corazón, a veces no se pueden percibir por los actos, los actos a veces son contrarios a las intenciones del corazón; pero las intenciones, como ya se había mencionado, son la verdadera razón del por qué hacemos las cosas. La Biblia dice en el libro de Génesis, que la intención del corazón del hombre es mala desde que su juventud, y esa maldad viene desde Adán. Ese es el problema del hombre, ¡el corazón!
En el capítulo cuatro del libro a los hebreos, está escrito que lo que Dios dice está vivo, y es tan eficiente, que penetra hasta dividir las áreas de nuestra personalidad y conocer las verdaderas intenciones que tenemos en el corazón. Cuando la Palabra de Dios es molesta, en realidad está descubriendo intenciones de mi corazón; cuando siento como que me pellizcaron con un mensaje, o leo un pasaje que tiene que ver con debilidades de mi vida, es porque la Palabra está descubriendo y revelando la verdadera condición de mi corazón. Hay partes de la Escritura que no quisiéramos leer, hay mensajes que no quisiéramos escuchar; porque descubren y revelan nuestras verdaderas intenciones.
Nuestra actitud debe ser la del salmista cuando dijo: Escudríñame y conoce mi corazón y ve si hay algo que debe ser transformado. La Palabra discierne al hombre, divide el alma del espíritu y penetra el cuerpo, hasta lo más profundo. Cuando escudriñamos la Palabra de Dios, lo que hace es ordenar en nuestra vida lo que está mal y mostrar como está el alma, como está el espíritu y nos enseña en qué debemos ser transformados.
Escrituras
Acerca de este Plan
En nuestra vida sin Cristo, caminábamos con un corazón gobernado por situaciones y circunstancias que nos hacían ver a través de nuestros sentimientos, pensamientos, e incluso, malas intenciones. Solo la obra de Dios y su mano, como la de un experto cirujano, podían hacer en nosotros ese trasplante maravilloso; de un corazón viejo de piedra, a uno nuevo de carne.
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Nos gustaría dar las gracias al Gerardo Cárdenas en convenio con El Centro Network por proporcionarnos este plan. Para más información, por favor visitar: http://www.enelcentro.org y http://www.elcentronetwork.com