La unción del Espíritu Santo Muestra
¿Qué aplicación tienen estas verdades en nuestra vida?
¿Qué podemos decir entonces respecto a la unción del Espíritu Santo de Dios en lo que se refiere a la vida de cada creyente? Al observar lo escrito en 1 Juan 2, parece que estos versículos nos están diciendo que la unción del Espíritu, es el propio Espíritu de Dios morando en el creyente como maestro. En el contexto de 1 Juan 2, esta enseñanza tiene una aplicación especial en relación con la persona de Cristo. El Espíritu Santo de Dios, que mora en cada creyente, tiene el ministerio especial de enseñarnos respecto de la persona de Cristo. El propio Cristo lo profetizó cuando dijo: «Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho».
Resulta interesante observar también, que Cristo llamó al Espíritu Santo «el Espíritu de verdad». El Espíritu Santo, quien es nuestro ungimiento o unción, ciertamente nos lleva a entender la verdad porque Él es el Espíritu de Verdad, y nos ayuda a diferenciar entre la verdad y el error. Más aún, Cristo dijo: «Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad».
Así como el ungimiento en el Antiguo Testamento capacitó al profeta, sacerdote y rey para comenzar y llevar a cabo su función especial, así también el Espíritu Santo de Dios, nuestra unción, nos capacita para entender la verdad de Dios.
Por esta razón no necesitamos orar pidiendo una unción o ungimiento especial para nuestro ministerio, siendo que ya tenemos esa unción y ungimiento en el Espíritu Santo de Dios. Entonces, ¿cuál debería ser nuestra petición? Nuestra oración debería centrarse en el ministerio controlador del Espíritu Santo de Dios.
Pablo nos dice claramente que debemos ser llenados o controlados por el Espíritu Santo de Dios. Esa llenura, ese ministerio controlador del Espíritu de Dios, el mismo Espíritu que mora en nosotros, el mismo Espíritu que es nuestra unción o nuestro ungimiento, desata y libera la totalidad de su poder, para llevar a cabo cada aspecto de la vida y ministerio, para la gloria de quien es Cabeza de la iglesia, nuestro Señor Jesucristo. Seamos diligentes en permitir que el Espíritu Santo de Dios controle nuestras vidas, en tanto que vivimos en una condición constante de obediencia y sumisión a la obra de Dios en nosotros.
Acerca de este Plan
Quizás no haya doctrina bíblica peor entendida, en la iglesia de nuestros tiempos, que la doctrina que se refiere al Espíritu Santo de Dios. Y como resultado de esa falta de entendimiento respecto a la persona y obra del Espíritu Santo, tenemos los dos problemas principales que aquejan a la iglesia hoy: la apatía y la ignorancia. Analicemos en este devocional a profundidad este tema.
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Nos gustaría agradecer a José Jordán en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.palabradevida.org.ar y www.elcentronetwork.com