La unción del Espíritu Santo Muestra

El bautismo del Espíritu Santo

Por un lado, vemos cristianos que se dicen fundamentalistas y ortodoxos pero que muestran tal apatía en su estilo de vida que no hay evidencia de la presencia y actividad del Espíritu Santo en ellos. Por otra parte, muchos cristianos con gran celo por el Señor están totalmente atrincherados en posiciones que demuestran ignorancia bíblica. 

Al decir ignorancia, nos referimos a la falta de conocimiento en cuanto a la enseñanza de las Escrituras respecto de la persona y obra del Espíritu Santo de Dios. En gran parte  esta ignorancia proviene de haber pasado solo por el filtro de la experiencia cristiana, en vez de fundamentarse, como corresponde, en una buena exégesis bíblica. 

Antes de empezar a considerar el tema importante de la unción del Espíritu, necesitamos reflexionar un momento, en el bautismo del Espíritu Santo. Por largo tiempo, ha habido muchos malos entendidos en cuanto a la doctrina del bautismo del Espíritu Santo. 

La confusión que prevalece al tratar esta doctrina, surge de muchos factores, pero la principal causa de desavenencias, se puede encontrar en una falta de entendimiento muy generalizada en cuanto a la naturaleza especial de la iglesia, en aquello que la distingue. 

Hay teólogos que piensan que la iglesia, es el conjunto universal de los santos de todos los tiempos, desde la creación del hombre. Si se está sustentando este concepto el bautismo del Espíritu Santo no tiene relación alguna con él, porque no encontramos este ministerio en el Antiguo Testamento, ni en ninguna de las profecías referentes al milenio. Esta es una obra particular y característica del Espíritu Santo para la era actual, comienza desde Pentecostés y llega a su punto final en la resurrección de los justos, cuando sea trasladada a la presencia del Señor, la iglesia viva. 

Pero, si definimos a la iglesia como constituida solamente por los santos de esta era, la obra del Espíritu Santo, adquiere una nueva dimensión al bautizar a todos los creyentes verdaderos en el cuerpo de Cristo. Se convierte en la señal que distingue a los santos de la era presente, se torna en el secreto de esa relación e intimidad tan particular de los cristianos con el Señor Jesucristo.  Por eso, para formular una doctrina correcta del bautismo del Espíritu Santo es fundamental que se reconozca como aquella característica que distingue a la iglesia, que es el cuerpo de Cristo.