Por esta causa doblo mis rodillasMuestra

La oración apostólica fortalece al hombre interior

«El ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu». Cuando oras, pueden suceder dos cosas, que seas fortalecido con poder en el hombre interior, o que tan solo te seques las lágrimas, porque fue un tiempo de quejas, reclamos, lamentos hacia Dios, considerando que entre más llores, más moverás la mano de Dios. 

El día que se te alumbre, que no se trata de ti, sino de Cristo, tu oración cambiará de manera radical. Ya no vas a orar desde tu necesidad y tu carne, sino desde el hombre interior para el cumplimiento del propósito eterno aquí en la tierra. Entonces, la oración apostólica fortalecerá tu hombre interior, porque al orar en unidad con el Padre, Él te proveerá de todo lo que necesitas para que sigas adelante como ministro competente del nuevo pacto.

Ya no vas a orar pidiendo venganza, porque muchos le dicen, «Dios tú eres mi vengador», desquítate tú de lo que me hicieron. Te pregunto, ¿en qué pacto? En el antiguo pacto, Jehová era el vengador. En esta economía de Dios, la gracia está por encima de todo. Es el tiempo de la expresión de la gracia de Dios. Si oras de esa manera, no se te ha iluminado el Cristo Ascendido y Entronado. 

Tu hombre interior será fortalecido cuando ores en consonancia con la verdad presente, con la actual economía de Dios. Hoy, Dios trata a los hombres de manera diferente al tiempo del antiguo pacto, antes de la muerte de Cristo en la cruz, pues Cristo fue el sacrificio perfecto por el pecado,. Cuando el Espíritu Santo descendió para habitar en todo aquel que cree, dio inicio a una temporada diferente, la temporada de la gracia de Dios sobre nuestras vidas. Entonces entendemos que no se trata de lo que hacemos, sino de lo que Cristo hizo. Ya no juzgaremos ni acusaremos a nadie, sino que daremos gracias, porque a pesar de quiénes éramos, que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, Él nos dio vida en abundancia. Expresaremos nuestra gratitud en cada oración al Padre. Expresaremos nuestra rendición en cada tiempo de intimidad y en nuestra vida cotidiana.