Por esta causa doblo mis rodillasMuestra

La oración apostólica entiende el poder de su nombre

Nosotros, los que nacimos de nuevo, hemos llegado a compartir su Nombre. Ahora bien, caminar en ese nombre, orar en ese nombre y hacer todo en ese nombre, tiene que ver con que conozcamos o no, dicho nombre. Pero independientemente de eso, si hemos nacido de nuevo llevamos el nombre de Dios. 

No necesitamos gloriarnos en los hombres. Es común hoy, que pertenecer al equipo de una persona famosa y reconocida, lo hace sentir inalcanzable. Subir una foto con un famoso a las redes sociales, es lo que creen los niños en la fe, que les da identidad y poder. No se ha entendido, que no se trata de un nombre cualquiera. Se trata del nombre de Cristo. Si llegamos en oración al Padre y oramos en el nombre de tu líder, de tu pastor, del predicador famoso o del cantante reconocido, ese nombre no tiene poder, sin importar cuántos miles o millones de seguidores tenga, no trasciende lo humano y temporal.

Pero si oramos en el nombre de aquel a quien pertenecemos, porque entendemos que formamos parte de su cuerpo aquí en la tierra, porque tenemos claro nuestra identidad; si nuestro ser espiritual es quien ora en el nombre que es sobre todo nombre, entonces, ese nombre que trasciende lo humano y temporal, y llega a lo espiritual y eterno y que lo gobierna todo en todos, entonces no usaremos tan solo la expresión: «en el nombre de Jesús» al final de una oración que se basó en mis necesidades, sino una oración basada en el propósito eterno. Doblar allí las rodillas, con unidad y acuerdo con el Padre, entonces orar en el nombre de Jesucristo toma sentido. 

Porque te unes al propósito eterno, a la causa eterna, estás alineado con los pensamientos de Dios y verás entonces que tu oración trasciende, tu vida comienza a moverse en función del cumplimiento de ese propósito y a manifestar esa causa. Ese será tu centro de acción, de diálogo y de decisiones. 

Una oración con sentido de causa, una oración con sentido de entrega y una oración en el poderoso nombre de Jesucristo, transforma vidas, generaciones y así te encuentres en una cárcel, como le sucedió a Pablo, trastornarás a todos quienes están en contacto contigo y aún más allá. Que tus tiempos de oración sean bien aprovechados, orando con la iluminación de esta Palabra.