Ladrillos y cocinas color rosaMuestra

Eres parte de una historia más grande

Quizá conozcas a Dios, y crees conocer la voluntad de Dios, pero ese conocimiento bien podría colocarte en oposición contra los que no la comparten. Tienes que comprender que en tales momentos eres parte de una historia mayor, una narrativa que todavía está siendo escrita. Tus circunstancias quizá no mejoren de inmediato (o quizá incluso empeoren) como resultado de que ahora conoces cuál es la voluntad de Dios; no obstante, te encuentras en una mucho mejor posición de la que podrías pensar. ¿Por qué? Porque conocer a Dios es el propósito de la vida. Conocer su voluntad no es nuestra misión principal. Nuestra misión principal es conocer al Dios de la voluntad de Dios. La oposición podría ser parte de la historia; pero nunca es la historia completa. Siempre hay más.

Hace tiempo, mi abuelo murió. Tiempo después, le dije a mi esposa, lo extraño que me parecía que la casa de mis abuelos que conocí tan bien por las muchas veces en las que me hospedé en ella durante las vacaciones y visitas, estaba ahora vacía. Ya no puedo ir allí y ver la cocina rosa de mi abuelita. Así que cuando pienso en ellos y en esa casita de Luisiana, veo desde la perspectiva de Dios que el tiempo de su vida que estuvieron en ese lugar fue parte de una historia más grande. Existe un propósito más alto que mantener el jardín podado y los gabinetes de la cocina rosa limpios. Esas son cosas buenas, pero no son las más importantes. Las casas contienen las historias de las personas que fueron parte de la historia de Dios. Las relaciones que se dieron dentro, son más grandes que los ladrillos y el cemento. Cuando descubrimos al Dios de la voluntad de Dios, comenzamos a obtener la perspectiva de Dios.

Vemos que estamos avanzando hacia un lugar que nunca cambiará de manos, ni caerá en un estado que ya no se pueda reparar, ni será arrasado con una excavadora. Comenzamos a descubrir el dulce aroma de Cristo, y a soñar con morar con Él, cenar con Él, en un lugar donde se encuentra un trono en el centro de todo, donde el cielo es como de cristal y las calles como el oro. Vemos la historia en pedazos. Dios la ve como parte de un todo perfectamente integrado.