Anhelar en una manera equivocadaMuestra
Espera para escuchar
Cada capítulo de la vida tiene sus demoras. A medida que esperamos, aprendemos a escuchar la dirección del Señor, y así las demoras se pueden convertir en momentos productivos en nuestro desarrollo espiritual. Cuando dejamos de insistir en nuestra lista de sugerencias, cosas buenas suceden. Nos inquietan las esperas porque nos hacen sentir atorados, pero —sonido de fanfarrias— Jesús está a punto de traer una respuesta al corazón que está esperando en Él y que lo está buscando.
Existe una gran diferencia entre querer escuchar a Dios y necesitar escuchar a Dios. Querer escucharlo es excelente, pero podría significar que estamos manteniendo nuestras propias zarzas encendidas, mientras buscamos confirmación para nuestros propios planes. En cambio, cuando necesitamos escucharlo, se generan esos momentos «heme aquí» en los que no estamos buscando hacer avanzar nuestra propia agenda, sino que estamos buscando conocer la suya. Un creyente con las manos vacías y un oído para oír le gana a un creyente activo, con buenos recursos y una gran motivación, cualquier día. El primero necesita escuchar a Dios; el último meramente piensa que sería «lindo» escuchar la opinión de Dios. Para uno, la voz de dirección de Dios es una absoluta necesidad; para el otro, es solamente la cereza del pastel. Bonito, pero nada necesario. Deseable, pero no desesperadamente imprescindible.
Tengo la seguridad de que la vida espiritual de cada uno de nosotros fluctúa entre necesitar y querer escuchar a Dios; pero reconocer la diferencia ayuda a enderezar el camino. «El que tenga oídos para oír que oiga» es una frase frecuente de Jesús. El propósito del Salvador no es evocar una respuesta emocional de los que lo escuchan, sino incrementar su atención a la voz de Dios. Las respuestas emocionales no suelen durar mucho, pero el desarrollo disciplinado de un «oído espiritual» producirá dividendos por siempre.
Únicamente por medio del desarrollo de un «oído espiritual» bien afinado, seremos capaces de identificar cuando «anhelamos equivocadamente». Si vamos por la vida impacientes e indiferentes a Dios, nuestro andar será solamente la imitación de alguien más, buscando los botones de avance y de rebobinar, ajenos a la voluntad de Dios. Si Dios me quisiera retirado, estaría en mis setentas. Tengo la bendición de estar en la etapa de criar hijos y trabajar. Mi anhelo es que sepas que Dios moldea tu vida para convertirte en un tesoro, no en una imitación.
Escrituras
Acerca de este Plan
Sin importar nuestra edad, a menudo anhelamos la vida de alguien más, especialmente cuando las cosas se ponen un poco difíciles. Somos como la mujer que no puede esperar a estar casada; o la pareja que no puede esperar a tener un hijo; o el adolescente que no puede esperar a salir de casa de sus padres para vivir solo. Pero es en la espera que Dios perfecciona nuestra alma.
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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en:http://www.bakerpublishinggroup.com/ y http://elcentronetwork.com/ y https://houstonsfirst.org/