Anhelar en una manera equivocadaMuestra

Originales y falsificaciones

Dios es un Dios personal, Él me creó y me puso en esta vida:

De uno solo, Dios hizo todas las naciones del mundo [...] habiendo determinado sus tiempos y las fronteras de los lugares donde viven, para que buscaran a Dios, y de alguna manera, palpando, lo hallen, aunque Él no está lejos de ninguno de nosotros.

Los detalles únicos de la obra de Dios en nuestra vida son mucho más dignos de nuestro contentamiento que desear (e incluso obtener) lo de alguien más. Sin embargo, Satanás no fabrica originales; es un falsificador hasta el tuétano. Si se halla «oro» real en permitir que nuestras diferencias únicas nos estimulen al amor y a las buenas obras, entonces, es el oro falso, o el oro de tontos de Satanás, el que nos lleva a desanimarnos unos a otros y a hundirnos en comparaciones. Veo esto en mi propia vida cuando los logros y los talentos de otros me hacen sentir como un fracaso o pobre en comparación a ellos; o cuando coloco a otros en un pedestal o los trato de derribar. Cuando esto sucede, caigo en cuenta de que ya no estoy reposando en la actividad creativa de Dios, sino tratando de reinventarme a mí mismo para obtener más autoestima o aprecio del mundo.

Probablemente necesito consejería, o quizá lo que estoy describiendo refleja una experiencia humana común: fallamos en celebrar las diferentes travesías que recorremos mientras seguimos a Cristo. Solo porque uno no tenga un hijo no significa que las parejas que sí lo tienen sean objeto de nuestra envidia o deseo. Solo porque estés soltero no significa que seas «menos que» porque no llevas un anillo en tu mano izquierda. Si no te sientes hermosa, recuerda que la belleza proviene del corazón, no del rostro: ¡el espejo refleja la obra de Dios, no su error!

Cada uno de nosotros debemos procurar descubrir y usar nuestros dones espirituales en lugar de sentirnos intimidados por la activación de los dones de alguien más. Los líderes se ponen a trabajar en lugar de envidiar los recursos de otra entidad. Una oficina más grande y un personal más numeroso no define tu empresa. Dios desea una relación personal e íntima a fondo con sus hijos. No es como un entrenador que les reparte jerseys idénticos a sus jugadores. Él está tejiendo prendas para nosotros que no tienen igual, son únicas. Naciste siendo un original. ¡No mueras como una copia!