Cuénteme un CuentoMuestra

HISTORIA #4: ¡En la quiebra! Estas son características de un niño: aplazar, vivir en sueños y no en la realidad, inventar excusas, y la fantasía de que nunca va a llegar el día de la rendición de cuentas. “Respondiendo su señor, le dijo: “Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros y, al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses” (Mateo 25:26,27). El señor analizó las excusas y juzgó acertadamente que el siervo que recibió un talento había traicionado su confianza. El dinero que no se invierte pierde su valor por la inflación, por lo que incluso devolviéndolo en el día de rendición de cuentas cometía un robo. La certeza de la venida del día final de rendición de cuentas nos debería producir tres impulsos en el corazón. En primer lugar, la vergüenza y el bochorno por todas las veces que hemos pensado y actuado como el siervo malo. En segundo lugar, sincera gratitud por el perdón que Jesús nos trae, para librarnos de esa condenación. En tercer lugar, la seria conciencia de que el tiempo es corto y la determinación de hacer que nuestra vida tenga alguna importancia. No lo posponga. El día podría ser hoy.