Cuénteme un CuentoMuestra

HISTORIA #4: Esa es mi historia y estoy apegado a ella “Pero acercándose también el que había recibido un talento, dijo: “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo” (Mateo 25:24,25). El administrador de “un talento” da evidencia de por qué el señor le confió la menor cantidad: tuvo el mal criterio de avergonzar a su señor y decir que era un hombre duro y sospechoso, ¡en público! Sin embargo, su primera acción fue peor, enterró el dinero en lugar de hacer lo mínimo, es decir, al menos llevarlo al banco. ¿Por qué enterró el dinero? Bueno, para robarlo, desde luego. Si lo enterraba no había evidencia escrita; nadie iba a saber que lo tenía, y si el señor no regresaba, con el tiempo podría pretender que era suyo Para nosotros es muy fácil pensar como el que tuvo un talento; es muy fácil mirar las cosas de Dios y decir “mías”. Es muy fácil olvidar que fuimos creados para servirle a él y a sus propósitos. Para usted y para mi es muy bueno que hayamos tenido esta conversación antes de que Dios regrese y sea demasiado tarde.