Cuénteme un CuentoMuestra

HISTORIA #3: La restauración El pródigo tenía la esperanza de una comida y quizás de un baño, y tuvo el abrazo y las lágrimas de su padre. Pero, espere, todo se pone aun mejor: el pródigo obtuvo la completa restauración de su antiguo lugar en la familia. “el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su dedo y calzado en sus pies. Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta, porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado”. Y comenzaron a regocijarse” (Lucas 15:22-24). El padre asume los mismos riesgos de antes, el riesgo de que el hijo vuelva a abusar de su generosidad y la despilfarre. Decide confiar en su hijo arrepentido y ora pidiendo su crecimiento espiritual. La razón para que esto nos parezca tan maravillosamente escandaloso es que nosotros no actuaríamos así. Cuando perdonamos a los demás, hay un poco de resentimiento. Primero les leemos la cartilla, hay condiciones, hay dudas, hay indecisión, se exigen garantías, ponemos límites, hacemos advertencias. Dediquémonos como individuos y en grupos cristianos a representar al Padre como Jesús desea: con un corazón dolorido que espera el arrepentimiento de sus hijos descarriados, un corazón que salta de alegría cuando ellos regresan, un corazón que se desborda de generosidad cuando ellos han regresado.