Encontrando su camino financieroMuestra

No es sobre mí.

En la antigua cultura del Medio Oriente, los sirvientes eran una parte común de la familia. Los criados eran tratados como empleados, pero a veces, si el maestro era amable, los sirvientes serían tratados como miembros privilegiados de la familia.

Sin importar qué tipo de relación tenían los sirvientes y los maestros, una cosa se mantuvo igual: el sirviente siempre fue responsable ante el amo. El maestro quería que se llevaran a cabo ciertas tareas, y era tarea del criado hacerlo.

Antes de conocer a Jesús, éramos esclavos del pecado. Jesús nos salvó a través de su muerte y resurrección. Ya no somos esclavos del pecado, sino a través de Jesús, somos siervos de Dios.

Dios nos da la bienvenida a su familia y nos da su herencia. Esto significa que debemos ser parte de su reino, ayudándolo a hacer las cosas bien en el mundo tal como están las cosas en el cielo.

Dios nos llama a ser administradores fieles de lo que nos ha dado. Él es nuestro buen maestro. No es nuestro trabajo cuestionar los planes del maestro o decirle al maestro lo que haremos o no haremos. Nuestro papel es obedecer al maestro y realizar con alegría el trabajo que nos ha dado.

Piensa:
1. ¿Te consideras a ti mismo como el sirviente de Dios? ¿Por qué o por qué no?
2. Cuando se trata de dinero, ¿quién es el jefe de tu cuenta bancaria? ¿Cómo puedes poner a Dios a cargo de tus gastos este mes?
3. ¿Qué tres cambios puedes hacer esta semana para ser un servidor más fiel?

Ora:
Jesús, gracias por hacer un camino para que me una a la familia de Dios. Ayúdame a confiar en Ti como mi maestro. Ayúdame a ser un buen administrador de lo que me has dado.