9 (10) Me consume el celo por tu casa; en mí han recaído las ofensas de los que te insultan. 10 (11) Cuando lloro y ayuno, se burlan de mí; 11 (12) si me visto de luto, soy el hazmerreír de todos. 12 (13) Ando de boca en boca, y los borrachos me hacen canciones. 13 (14) Pero yo, Señor, a ti clamo. Dios mío, ¡ayúdame ahora! Por tu gran amor, ¡respóndeme! Por tu constante ayuda, ¡sálvame! 14 (15) ¡No dejes que me hunda en el lodo! ¡Ponme a salvo de los que me odian y de las aguas profundas! 15 (16) ¡No dejes que me arrastre la corriente! ¡No dejes que el profundo remolino me trague y se cierre tras de mí! 16 (17) Señor, respóndeme; ¡tú eres bueno y todo amor! Por tu inmensa ternura, fíjate en mí; ¡no rechaces a este siervo tuyo! ¡Respóndeme pronto, que estoy en peligro! 18 (19) Acércate a mí, y sálvame; ¡líbrame de mis enemigos! 19 (20) Tú conoces las ofensas, la vergüenza y la deshonra que he sufrido; tú sabes quiénes son mis enemigos. 20 (21) Las ofensas me han roto el corazón; ¡estoy sin ánimo y sin fuerzas! Inútilmente he buscado quien me consuele y compadezca. 21 (22) En mi comida pusieron veneno, y cuando tuve sed me dieron a beber vinagre. 22 (23) ¡Que su mesa y sus comidas de amistad se conviertan en trampa para ellos! 23 (24) ¡Haz que se queden ciegos y que siempre les tiemblen las piernas! 24 (25) Descarga tu enojo sobre ellos; ¡que tu furia encendida los alcance! 25 (26) Que su campamento se vuelva un desierto, y que nadie viva en sus tiendas; 26 (27) pues persiguen al que has afligido y se burlan del dolor del que has herido. 27 (28) Devuélveles mal por mal; ¡que no alcancen tu perdón! 28 (29) ¡Bórralos del libro de la vida! ¡No los pongas en la lista de los justos! 29 (30) Pero a mí, que estoy enfermo y afligido, levántame, Dios mío, y sálvame. 30 (31) Alabaré con cantos el nombre de Dios; lo alabaré con gratitud, 31 (32) y el Señor quedará más complacido que si le ofreciera un toro en sacrificio o un novillo con cuernos y pezuñas. 32 (33) Al ver esto, se alegrarán los afligidos y se animará el corazón de los que buscan a Dios; 33 (34) pues el Señor escucha a los pobres y no desprecia a los suyos que están presos. 34 (35) ¡Alaben al Señor el cielo, la tierra y el mar, y todos los seres que en ellos viven!
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