El celo por tu casa me ha consumido,
y los insultos de aquellos que te insultan han caído sobre mí.
Cuando lloro y ayuno,
se burlan de mí.
Cuando me visto de tela áspera en señal de dolor,
se ríen de mí.
Soy el blanco de los chismes de la ciudad,
y todos los borrachos cantan de mí.
Pero sigo orando a ti, SEÑOR,
con la esperanza de que esta vez me muestres tu favor.
En tu amor inagotable, oh Dios,
responde a mi oración con tu salvación segura.
Rescátame del lodo;
¡no dejes que me hunda aún más!
Sálvame de aquellos que me odian
y sácame de estas aguas profundas.
No permitas que el torrente me cubra,
ni que las aguas profundas me traguen,
ni que el foso de la muerte me devore.
Contesta a mis oraciones, oh SEÑOR,
pues tu amor inagotable es maravilloso;
cuida de mí,
pues tu misericordia es muy abundante.
No te escondas de tu siervo;
contéstame rápido, ¡porque estoy en graves dificultades!
Ven y rescátame;
líbrame de mis enemigos.
Tú conoces mi vergüenza, mi desprecio y mi deshonra;
ves todo lo que hacen mis enemigos.
Sus insultos me han destrozado el corazón,
y estoy desesperado.
Si al menos una persona me tuviera compasión;
si tan solo alguien volviera y me consolara.
En cambio, de comida, me dan veneno
y me ofrecen vino agrio para la sed.
Que la abundante mesa servida ante ellos se convierta en una trampa,
y que su prosperidad se vuelva un engaño.
Que sus ojos queden ciegos para que no puedan ver,
y haz que sus cuerpos tiemblen continuamente.
Derrama tu furia sobre ellos;
consúmelos en el ardor de tu enojo.
Que sus casas queden desoladas
y sus carpas, desiertas.
A quien tú has castigado, agregan insultos;
añaden dolor a quienes tú has herido.
Amontona sus pecados en una enorme pila,
y no los dejes en libertad.
Borra sus nombres del libro de la vida;
no dejes que sean incluidos entre los justos.
Estoy afligido y dolorido;
rescátame, oh Dios, con tu poder salvador.
Entonces alabaré el nombre de Dios con cánticos,
y lo honraré con acción de gracias.
Pues al SEÑOR esto le agradará más que el sacrificio de ganado
o que presentar un toro con cuernos y pezuñas.
Los humildes verán a su Dios en acción y se pondrán contentos;
que todos los que buscan la ayuda de Dios reciban ánimo.
Pues el SEÑOR oye el clamor de los necesitados;
no desprecia a su pueblo encarcelado.
Alábenlo el cielo y la tierra,
los mares y todo lo que en ellos se mueve.