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Salmos 69:9-34

Salmos 69:9-34 RVC

Y es que mi amor por tu casa me consume; ¡caen sobre mí los insultos de los que te ofenden! Aflijo mi cuerpo con ayunos y sollozos, y por esto la gente me insulta. Dejé mi ropa y me vestí de cilicio, y ahora soy para la gente motivo de burla. Los consejeros del pueblo hablan mal de mí, ¡y hasta los borrachos me componen parodias! Pero yo oro a ti, Señor, en el momento de tu buena voluntad; ¡escúchame, Dios mío, por tu gran misericordia y por la verdad de tu salvación! ¡Sácame del lodo! ¡No dejes que me hunda! ¡Líbrame de los que me odian, y de las aguas profundas! ¡No dejes que me ahogue la corriente! ¡No permitas que me trague el abismo, ni que este pozo cierre sobre mí sus fauces! Señor, por tu bondad y misericordia, ¡respóndeme! Por tu infinita piedad, ¡dígnate mirarme! ¡No le vuelvas la espalda a este siervo tuyo! ¡Date prisa, y escúchame, que estoy angustiado! ¡Acércate, y ven a salvarme la vida! ¡Líbrame, por causa de mis enemigos! Tú sabes de mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; ante ti están todos mis adversarios. Las burlas me han roto el corazón, y estoy acongojado. Esperaba compasión, y nadie me la tuvo; alguien que me consolara, y a nadie hallé. Cuando tuve hambre, me dieron ajenjo; cuando tuve sed, me dieron vinagre. ¡Que sean sus banquetes una trampa para ellos! ¡Que sus sacrificios de paz les sean un tropiezo! ¡Que sus ojos se nublen y pierdan la vista! ¡Haz que pierdan para siempre su vigor! ¡Descarga tu enojo sobre ellos! ¡Que el furor de tu enojo los alcance! ¡Que sea destruido su campamento, y no haya en sus tiendas quien las habite! Porque persiguen al que tú has herido, y divulgan el dolor de los que tú has golpeado. Añade maldad a su maldad; ¡no les concedas tu perdón! ¡Bórralos del libro de la vida! ¡Que no queden registrados entre los justos! Pero a mí, que estoy pobre y afligido, ¡ponme, oh Dios, en alto con tu salvación! Así alabaré entre cánticos tu nombre; ¡te exaltaré con alabanzas! Así, Señor, te agradarás de mí más que si te ofreciera un toro o un becerro. Al ver esto, los oprimidos se alegrarán. Busquen a Dios, y vivirá su corazón; porque el Señor escucha a los menesterosos, y no rechaza a los que están prisioneros. ¡Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y todo lo que hay en ellos!

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