Y es que mi amor por tu casa me consume;
¡caen sobre mí los insultos de los que te ofenden!
Aflijo mi cuerpo con ayunos y sollozos,
y por esto la gente me insulta.
Dejé mi ropa y me vestí de cilicio,
y ahora soy para la gente motivo de burla.
Los consejeros del pueblo hablan mal de mí,
¡y hasta los borrachos me componen parodias!
Pero yo oro a ti, Señor, en el momento de tu buena voluntad;
¡escúchame, Dios mío, por tu gran misericordia
y por la verdad de tu salvación!
¡Sácame del lodo! ¡No dejes que me hunda!
¡Líbrame de los que me odian, y de las aguas profundas!
¡No dejes que me ahogue la corriente!
¡No permitas que me trague el abismo,
ni que este pozo cierre sobre mí sus fauces!
Señor, por tu bondad y misericordia, ¡respóndeme!
Por tu infinita piedad, ¡dígnate mirarme!
¡No le vuelvas la espalda a este siervo tuyo!
¡Date prisa, y escúchame, que estoy angustiado!
¡Acércate, y ven a salvarme la vida!
¡Líbrame, por causa de mis enemigos!
Tú sabes de mi afrenta, mi confusión y mi oprobio;
ante ti están todos mis adversarios.
Las burlas me han roto el corazón, y estoy acongojado.
Esperaba compasión, y nadie me la tuvo;
alguien que me consolara, y a nadie hallé.
Cuando tuve hambre, me dieron ajenjo;
cuando tuve sed, me dieron vinagre.
¡Que sean sus banquetes una trampa para ellos!
¡Que sus sacrificios de paz les sean un tropiezo!
¡Que sus ojos se nublen y pierdan la vista!
¡Haz que pierdan para siempre su vigor!
¡Descarga tu enojo sobre ellos!
¡Que el furor de tu enojo los alcance!
¡Que sea destruido su campamento,
y no haya en sus tiendas quien las habite!
Porque persiguen al que tú has herido,
y divulgan el dolor de los que tú has golpeado.
Añade maldad a su maldad;
¡no les concedas tu perdón!
¡Bórralos del libro de la vida!
¡Que no queden registrados entre los justos!
Pero a mí, que estoy pobre y afligido,
¡ponme, oh Dios, en alto con tu salvación!
Así alabaré entre cánticos tu nombre;
¡te exaltaré con alabanzas!
Así, Señor, te agradarás de mí
más que si te ofreciera un toro o un becerro.
Al ver esto, los oprimidos se alegrarán.
Busquen a Dios, y vivirá su corazón;
porque el Señor escucha a los menesterosos,
y no rechaza a los que están prisioneros.
¡Que lo alaben los cielos y la tierra,
los mares y todo lo que hay en ellos!