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La Puerta De Los LabiosMuestra

La Puerta De Los Labios

DÍA 5 DE 5

Una fuente de agua dulce

Cuando Jesús dijo “por sus frutos los conoceréis” incluía las palabras que salen de nuestra boca. Esto lo que implica es que los que decimos que somos hijos de Dios debemos estar conscientes de lo que hablamos. Ningún creyente debe usar las palabras para herir, para burlarse de otros, para lastimar.

Andar como Jesús anduvo incluye también hacer un uso correcto de las palabras. Lamentablemente, hay muchos que dicen amar a Jesús, pero son descuidados en sus expresiones. Las palabras que usan en la iglesia para adorar, para cantar y para orar son exquisitas, sanadoras, dignas de un hijo de Dios.

Pero, esos mismos creyentes, cuando hablan en su hogar, o en cualquier otro escenario que excluya la iglesia, hablan con arrogancia, de forma despectiva, y en algunos casos con palabras soeces que revelan lo que realmente hay en sus corazones. En el libro de Santiago encontramos una ilustración que describe muy acertadamente este fenómeno de ser y no ser que ocurre en la vida de ciertos “cristianos".

“De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce" (Stgo. 3:10-12).

Significa que los que somos de Cristo debemos hablar bien, de forma compasiva, con palabras que bendigan, que sanen, que animen. La fuente de agua dulce es la que siembra esperanza, la que abraza el dolor del que sufre. Cuando Job se dirigió a sus “amigos” en respuesta a la manera como le estaban juzgando, les dijo lo que él hubiera hecho si los que estuvieran sufriendo fuesen ellos: “Pero yo os alentaría con mis palabras, y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor" (Job 16:5).

Es que de eso se trata amados, ¿cómo es posible que usemos las palabras para dañar, para destruir, para echar a perder relaciones, para maltratar? ¿No es agua dulce lo que debe salir de nuestros labios? Recordemos las palabras que se nos dicen en el libro de Proverbios acerca del contraste entre el que habla bien y el que habla mal. “Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina" (Prov. 12:18).

Nuestra manera de hablar es una evidencia clara de lo que hay en nuestro corazón. Recordemos las palabras de nuestro Señor Jesucristo, “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca" (Lc. 6:45).

Que el Señor ponga guarda a la puerta de nuestros labios y nos ayude a hablar con prudencia y sabiduría.

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Lo que nos pasa, El Hallazgo, Con los ojos en la cabeza, Bajo su luz, Un bocado cada día 1,2,3, Acércate más para oír, De la mano de Dios, Nuestro femenino corazón

ngfigue@yahoo.com

Agradecimiento especial a Jonathan Riddering por su colaboración en el arte gráfico.

Día 4

Acerca de este Plan

La Puerta De Los Labios

Callar o hablar, una de las decisiones más importantes que tomamos a diario. La sabiduría, la prudencia, el buen sentido son virtudes que necesitamos para hablar como conviene cuando conviene. La Palabra de Dios y el Espíritu Santo nos ayudan para que los dichos de nuestra boca sean gratos delante del Señor. En este plan la Palabra nos aconseja acerca del don del buen hablar.

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/GrettchenStage