Ellas: Discípulas De JesúsMuestra
Desde el momento en que Jesús empieza su ministerio, había un grupo de discípulos cercanos a Él que le acompañaban en sus viajes y estaban presentes en sus reuniones, enseñanzas y milagros. Aunque los nombres que se repiten en la narrativa del Nuevo Testamento son la de los hombres, sabemos que también había algunas mujeres, según escribe Marcos durante la crucifixión de Jesús, en el capítulo 15 de su evangelio. Otro dato que apunta Lucas sobre esas discípulas es que, algunas de ellas habían sido sanadas y/o liberadas por Jesús antes de convertirse en seguidoras suyas.
La primera en aparecer cronológicamente (según los datos de Lucas), es la suegra de Pedro, de quien no se registra el nombre (seguramente de saberlo, Lucas lo habría escrito), pero se encontraba con gran fiebre, y Jesús la sana. Lo que sucede a continuación es curioso: al instante empezó a servirles. Y esto es lo que se entiende de todas esas mujeres a las que Jesús sanó y liberó, que, tras el toque del Señor, no solo fueron sanas, sino que se pusieron manos a la obra para servirle, cada una, con lo que tenía.
La siguiente es la viuda de la ciudad de Naín, que acababa de perder a su único hijo, y de la cual Jesús se compadece al verla llorar. Él es sensible al dolor de las mujeres, y esta mujer no tenía una, sino dos pérdidas: su esposo (era viuda), y ahora su hijo. Pero Jesús, sin dar muchos rodeos, le habla al joven, y este resucita, y dice Lucas, que se lo devolvió a su madre.
Unos cuantos pasos adelante se encuentra la escena de la mujer que padecía de flujo de sangre, la que tuvo tanta fe que tocó el borde del manto de Jesús, pensando que tan solo eso bastaba para acallar su dolor y sanar su enfermedad. Era alguien desesperada por encontrar solución a su problema, interrumpió lo que Jesús estaba haciendo, y Él quiso prestarle atención ante todo el pueblo. Son muchas las observaciones que se han hecho acerca de esta escena, pero centrándonos en el tema que nos ocupa, diré que aparte del hecho de ser mujer y atreverse a tocar el manto de un hombre, de un rabí, era considerada inmunda, por su enfermedad. Jesús obvió todos esos prejuicios religiosos y culturales de una manera tan evidente que debió ser liberador para esa mujer el simple hecho de ser tratada con respeto y dignidad, como cualquier otra persona. Lo cual, nos deja ver con claridad cómo veía Jesús a las mujeres, tuvieran la condición que tuvieran.
Sea cual sea tu situación, Jesús lo sabe, él lo ve. Las mujeres estamos acostumbradas a tolerar el dolor con más facilidad que los hombres, o al menos, a sobrellevarlo de otra forma. Sin embargo, ante Jesús no necesitamos mostrarnos fuertes, podemos ser frágiles, vulnerables, porque solo así seremos capaces de acercarnos a él, y entonces, él sanará nuestro dolor, y le seguiremos.
Acerca de este Plan
Este devocional de 7 días repasa distintos momentos a lo largo del Nuevo Testamento en los cuales una o más mujeres tienen un papel relevante en la historia, un encuentro con Jesús, o simplemente, son un agente de cambio. El objetivo es resaltar la importancia de la mujer en la fe cristiana, en la iglesia, en la familia y en la sociedad, siguiendo el ejemplo del maestro.
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Nos gustaría agradecer a Facultad de Teología Asambleas de Dios de España por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.cstad.edu.es/