Ellas: Discípulas De JesúsMuestra
De todas las formas posibles que podemos imaginar en las que Jesús podría haber venido a esta Tierra, quizá el nacimiento desde el vientre de una joven virgen es el menos esperado, y aparentemente el menos espectacular.
Sin embargo, teniendo en cuenta lo que supone para el Creador del Universo, para aquel que estuvo en la formación de los cielos y la tierra, hacerse pequeño, reducido a moléculas, para después desarrollarse como embrión, feto y finalmente bebé... Me parece el acto más asombroso, espectacular y milagroso de toda la historia. Pero, además, puestos a sorprender, podría haber escogido a cualquier mujer del mundo, y no lo hizo, no quería a cualquiera. Podría haberse fijado en una mujer poderosa e influyente, como la que crio a Moisés, o alguien a quien todo el mundo conociera, y recibir la atención que el Hijo de Dios merecía. Sin embargo, fue María, pariente de sacerdotes (Zacarías y Elisabet), a la que Dios escogió para gestar en su vientre al Salvador del mundo.
Aparentemente, y para la mentalidad judía de la época, este contexto era humillante, pobre y casi ridículo. Pero no para Él. María fue escogida por sus virtudes como mujer, por su condición de virgen, y también por su elección de esposo (si es que tuvo elección): un descendiente de David. Por lo tanto, podemos entender que Jesús escogió nacer en el seno de una familia humilde. Tiene sentido si lo pensamos detenidamente: el concepto de familia lo creó Dios, el sistema reproductivo del hombre y la mujer lo creó Dios, el diseño de la gestación y aun el desarrollo humano, todo fue invención de Dios. De manera que es el único que lo conoce íntegramente, es el dueño y el inventor, y por supuesto, el único capaz de sobreponerse a sus leyes, y ser concebido sin la intervención de ningún varón, sino por el Espíritu Santo.
Aunque es cierto que Jesús vino como hombre, como varón, dejó fuera la figura masculina en todo el primer proceso de llegada a este mundo, y aunque era importante que el padre (adoptivo) fuera José, por su ascendencia davídica, solamente aparece en escenas concretas de la infancia de Jesús, y ninguna durante su adultez y ministerio.
María, sin embargo, sí aparece en los episodios de la vida ya adulta del Señor. Ella es la primera, según los evangelios, en pedirle que ejerza su poder milagroso, en las bodas de Caná. Y aunque la réplica de Jesús aparentemente indica que no va a responder a su demanda, pues no era «su hora», lo hace de todos modos. Tal vez por honrar a su madre, tal vez por honrar a los novios, pero la cuestión es que María pide, y Jesús actúa. Aunque Jesús ya era adulto, su madre todavía tenía cierta autoridad sobre él, o al menos él la debía honrar, era todavía, una de las personas más cercanas e íntimas suyas. Jesús fue niño, y tuvo que aprender obediencia, y aquí María (junto con José) tuvo un papel importantísimo, educar, corregir y acompañar el crecimiento del mismísimo Hijo de Dios. Muchos todavía no sabían quién era Él, pero María (y José) lo sabían desde su concepción, y aunque no se habla de ello, sino muy sutilmente, hicieron un buen trabajo.
Una de las virtudes más relevantes de María, era su humildad. Y esa es la virtud que tú y yo, como mujeres discípulas de Jesús, debemos desarrollar prioritariamente. En un mundo donde las mujeres compiten entre sí, la humildad le permite a Dios nacer en nuestro corazón y crecer hasta revelarse al mundo.
Acerca de este Plan
Este devocional de 7 días repasa distintos momentos a lo largo del Nuevo Testamento en los cuales una o más mujeres tienen un papel relevante en la historia, un encuentro con Jesús, o simplemente, son un agente de cambio. El objetivo es resaltar la importancia de la mujer en la fe cristiana, en la iglesia, en la familia y en la sociedad, siguiendo el ejemplo del maestro.
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Nos gustaría agradecer a Facultad de Teología Asambleas de Dios de España por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.cstad.edu.es/