Cada corazón anhelanteMuestra
Un ángel aterrador y una respuesta tonta
Zacarías no podía creer lo que escuchaba cuando se echó la suerte y le tocó a él. Como sacerdote, había realizado miles de sacrificios de animales, pero nunca había tenido el honor de ofrecer incienso en el Lugar Santo. Zacarías respiró hondo mientras entraba a la cámara sagrada.
La pequeña flama que llevaba hacía sombras alrededor de la habitación. A su derecha, vio la mesa del pan de la proposición, a la izquierda, el candelero de oro, y frente a él estaba el altar del incienso. Encendió el incienso de olor dulce en el altar e inclinó la cabeza para orar. Cuando abrió los ojos, lo vio por el rabillo del ojo.
Parado en las sombras se alzaba el más majestuoso y aterrador ser que jamás había visto. Era el ángel Gabriel.
Aunque ver a Gabriel era aterrador, el ángel le aseguró a Zacarías que no tuviera miedo, que tenía noticias sorprendentes. Las oraciones de Zacarías y Elizabeth por un hijo pronto serían contestadas, y ese hijo sería grande ante los ojos del Señor. Ese niño por el que habían orado por mucho tiempo sería el precursor del Mesías.
El único problema era que Zacarías y Elizabeth habían pasado hace tiempo la edad fértil. Así que Zacarías le preguntó a Gabriel, “¿En qué conoceré esto?” El mensajero angelical respondió, “Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios”. En otras palabras, ¿No es suficiente verme para que creas, Zacarías?
Con seguridad Zacarías sabía que Dios podía responder a sus oraciones, pero para proteger sus expectativas, había llegado a la conclusión de que no lo haría.
Debido a su incredulidad, Gabriel dejó mudo a Zacarías. No podía hablar. ¿Pero, acaso no es absurda toda incredulidad? Cuando no creemos lo que ha sido revelado en la palabra de Dios, también mostramos torpeza espiritual.
Aunque al principio Zacarías respondió con dudas, su “tiempo muerto” lo ayudó a ver las cosas claramente. Cuando finalmente recuperó el habla, sus labios desbordaron de alabanza. Al recuperar el habla, usó sus labios para bendecir a Dios en lugar de expresar dudas.
Por décadas, Zacarías y Elizabeth pensaron que la respuesta de Dios al anhelo de sus corazones era ‘no’, pero era un ‘aún no’. ¡Sigue orando, sigue creyendo y sigue obedeciendo! Nunca sabes lo que Dios podría estar haciendo con tus oraciones aún no respondidas.
- ¿En qué área no estoy creyendo la palabra de Dios?
- ¿A qué peticiones de oración estoy tentado a renunciar?
- ¿Cómo puedo imitar la fidelidad (imperfecta) de Zacarías y Elizabeth para seguir creyendo cuando estoy tentado a rendirme?
Escritura
Acerca de este Plan
En el famoso himno navideño de Charles Wesley, “Ven, Jesús muy esperado”, cantamos que Jesús es el gozo de todo corazón anhelante. En este Adviento, descubramos cómo la orquestación divina de los acontecimientos humanos y las diversas respuestas a su llegada, exponen el anhelo de nuestros corazones. Desde reyes y gobernantes hasta pastores y una virgen embarazada, el advenimiento de Jesús revela lo que atesoramos. En esta Navidad, encuentra en Él la alegría de tu corazón.
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