Cada corazón anhelanteMuestra
Un decreto incómodo que cumplió la profecía
Con un trazo de su pluma, César Augusto emitió un decreto censal que requería que sus súbitos regresaran a sus pueblos ancestrales para ser contados. Sabiendo hasta qué punto se extendía el imperio, Roma podría exigir más impuestos para construir un ejército mejor y más grande. El censo era una incomodidad para los súbitos de Augusto, sin embargo, eso a él no le importaba. Él solo se preocupaba de construir y asegurar su reino.
Poco sabía él que Dios estaba usando su censo para dar paso a un reino diferente que no tendría fin, el Reino de Dios.
Cuando las noticias sobre el censo llegaron a María y José, ellos estaban viviendo en Nazaret, a 145 km del pueblo de Belén, y María estaba cerca de dar a luz. José y María iniciaron el arduo viaje hacia Belén sin tiempo que perder. Aunque esto debió de parecer incómodo e inoportuno, estaba ocurriendo más de lo que parecía.
Setecientos años antes, el profeta Miqueas predijo que el lugar de nacimiento del tan esperado Mesías sería Belén. Si Jesús hubiera nacido en Nazaret y no en Belén, las Sagradas Escrituras no se hubieran cumplido, y Él no hubiera sido el Salvador. Pero este problema no era muy grande para Dios. Él usó un gobernador pagano y un decreto no muy conveniente para trasladar a la sagrada familia a su lugar para cumplir la profecía de Miqueas.
Cuando María llegó a Belén y sus dolores de parto aumentaron, solo nos podemos preguntar si le tranquilizó saber que Dios no la dejaría dar a luz en el camino. Quizá recordó las palabras proféticas de Miqueas que decían que este nacimiento no ocurriría hasta que llegasen a Belén.
Muy a menudo, no entendemos los tiempos de Dios y los eventos que transcurren en nuestras vidas. Nuestra perspectiva nos limita, pero Dios ve todos los pequeños y grandes detalles de nuestras vidas y trabaja a través de ellos para cumplir su voluntad. Anímate la próxima vez que se emita un decreto inconveniente o tus planes den un giro repentino o inesperado. El censo de César Augusto nos recuerda que Dios siempre está obrando en los asuntos de la humanidad, y nada puede detener su voluntad.
- ¿Cómo me llama Dios a pensar diferente sobre los acontecimientos globales?
- ¿Cómo me llama Dios a pensar diferente sobre mis planes cuando ocurren interrupciones?
- ¿Cómo puedo ser inquebrantable la próxima vez que las cosas no salgan según mis planes?
Acerca de este Plan
En el famoso himno navideño de Charles Wesley, “Ven, Jesús muy esperado”, cantamos que Jesús es el gozo de todo corazón anhelante. En este Adviento, descubramos cómo la orquestación divina de los acontecimientos humanos y las diversas respuestas a su llegada, exponen el anhelo de nuestros corazones. Desde reyes y gobernantes hasta pastores y una virgen embarazada, el advenimiento de Jesús revela lo que atesoramos. En esta Navidad, encuentra en Él la alegría de tu corazón.
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