Desde el principio hasta la eternidad: un estudio de la gran narrativa de la EscrituraMuestra
En nuestras Biblias, al pasar la página de Malaquías a Mateo, es fácil olvidar que hay más de cuatrocientos años de historia entre estos dos libros.
Mientras esperaban, los judíos rezaban, aprendían la Ley (la Torá), celebraban sus festivales religiosos y se reunían en sus lugares de culto (también conocidos como sinagogas) para recordar el pacto que habían hecho con Dios. La salvación vendría cuando llegara el rey. Entonces, esperaron con esperanza.
Y luego, un día, llegó la Esperanza.
Lee Lucas 2:1-7.
Cuando Jesús nació, solo Sus padres y tal vez algunos animales estaban allí para darle la bienvenida. Eso es. El momento de Su introducción al mundo no es lo que esperaríamos para el nacimiento de un Rey. En lugar de venir con poder y grandeza, el Rey prometido nació en humildad y pobreza.
Los autores bíblicos no nos dijeron mucho sobre la infancia de Jesús. Aparte de una situación en la que sus padres lo dejaron por error en Jerusalén y lo encontraron en el templo "sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas" (Lucas 2:46), se saltaron sus años de juventud y continuaron en el momento en que Él comenzó Su ministerio.
El ministerio de Jesús es la restauración del reino. Él trae vida, sanidad y paz a un mundo devastado por el pecado. Durante Su ministerio, Jesús le dio a la gente vislumbres del reino.
Recuerda, el pecado es un intruso. Nunca tuvo la intención de ser parte de la creación de Dios. A través de sus milagros, Jesús le da a la humanidad una imagen rápida de un mundo libre de pecado.
Lee Mateo 4:17.
El modelo de discipulado de Jesús requería que sus seguidores se comprometieran con Él y con el estándar de vida del reino que Él requería.
A lo largo de Su ministerio, Jesús experimentó oposición a Su mensaje. Al declararse a Sí mismo como Señor y Rey, Jesús hizo una afirmación audaz que no cayó bien entre los líderes religiosos judíos. Pero sus intentos de silenciar al Rey de la creación en realidad hicieron lo contrario. Como parte del plan divino de Dios, la crucifixión y resurrección de Jesús sirven como Su entronización, confirmándolo como Rey y reclamando la victoria final para el reino de Dios.
Lee Lucas 23:32-49 y Lucas 24:1-8.
Cuando Jesús murió, la oscuridad cubrió la tierra, una representación física de la tristeza y el dolor que llenó este momento.
La crucifixión era una forma de muerte cruel y terrible en el Imperio Romano. Pero en la resurrección de Jesús, esta humillación resultó en Su glorificación. Con este único acto de sacrificio, Jesús cumplió su misión en el reino. En Génesis 3:15, Dios había prometido que arreglaría lo que la decisión pecaminosa de Adán y Eva destruyó. ¡A través de Jesús vemos cumplida esta promesa!
El Rey ha resucitado y Su gobierno ha comenzado.
¡Aleluya!
Acerca de este Plan
Este Plan te guía a través de la historia de la Biblia, mostrando cómo los sesenta y seis libros se combinan para formar una narrativa unificada. Entrelazando las valiosas verdades teológicas encontradas desde Génesis hasta Apocalipsis, este estudio de 9 días muestra la importancia eterna de lo que Dios está haciendo en el mundo y cómo nos invita a ser parte de ello.
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